❍ El temor y la incertidumbre
pueden crear falsas explicaciones sobre este fenómeno
CIUDAD DE MÉXICO ►
Cuando experimentamos un sismo es común
sentir temor, que surjan rumores y suposiciones acerca de las causas que lo
originan, comentó el doctor Arturo Iglesias Mendoza, investigador del Instituto
de Geofísica de la UNAM.
Es importante considerar que este tipo de
explicaciones carecen del rigor científico que pudiera comprobarlas y
aceptarlas como válidas para la toma de decisiones en materia de prevención. Lo
más grave es que simplifican un fenómeno natural complejo y con potencial
destructivo, alertó el integrante del Departamento de Sismología.
“Las observaciones y estudios que hemos hecho
a lo largo del tiempo para conocer las características de los sismos no han
sido sencillos, por tanto aún no se pueden predecir ni atribuir a otras causas
más allá de las ahora comprobadas”.
Teorías aceptadas
Los estudios de los sismos a lo largo del
mundo se han llevado a cabo desde hace siglos hasta la consolidación de la
sismología como un campo de estudio a inicios del siglo XX.
Fue en 1910 cuando Harry Fielding Reid
propuso la teoría del rebote elástico, la cual logra explicar cómo se genera
una falla y en consecuencia un temblor.
Este fenómeno es causado por la reducción o
ampliación del espacio entre las placas cuando chocan o se desplazan entre
ellas. Por tanto, la presión por el constante choque las deforma y en algún
momento liberan la energía acumulada.
Más tarde, en la década de 1980, recuerda el
doctor Iglesias, fue plenamente aceptada la teoría de la tectónica de placas
como uno de los mecanismos generadores de los grandes terremotos en el planeta.
Esta teoría explica que la energía calórica acumulada en el interior de las capas
de la Tierra tiene un efecto de movimiento sobre las placas.
Algunos sismos tienen un potencial de
destrucción importante y esto tiene que ver con aspectos relacionados no solo
con el propio mecanismo del fenómeno, sino también con la situación de los
diferentes sitios donde se registran, comentó.
Lo importante es que los conocimientos
generados desde la sismología sean útiles para la protección civil.
“Si ocurriera un gran sismo en una zona
deshabitada, no tendría importancia, pero si sucede en un lugar poblado hay
riesgo. El riesgo tiene dos ingredientes importantes, uno es el peligro,
relacionado con el propio fenómeno, y el otro es la vulnerabilidad, que se
refiere a cuántas personas pueden ser afectadas por ese peligro”, concluyó.
Fuente: El Universal
Septiembre/26/2017
www.libertadguerrero.net
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