CONTEXTO POLÍTICO
❍ AMLO, ¿condenado a perder elecciones?
Andrés
Manuel López Obrador lleva 17 años en campaña y sigue igual de testarudo como
en los años 90s cuando tomó instalaciones de Pemexen su natal Tabasco al no
ganar la gubernatura.
Cree tener la verdad
absoluta y ser el salvador del pueblo de México. No acepta que se equivoca y
los que le señalan sus errores, los hace a un lado. Es autoritario.
Lo
que se le reconoce al Peje es su
perseverancia y ser en este momento el dirigente de izquierda más importante
del país.
Durante
más de una década militó en el PRI, en donde se formó políticamente.
En
1982 fue coordinador de la campaña de Enrique
González Pedrero, candidato del tricolor a la gubernatura; y en 1983 fue
designado dirigente estatal del PRI, tiempo en que compuso un apasionado himno
donde expresa su amor a su partido.
A
continuación la letra del himno al PRI:
CORO
Avanzar, avanzar con
el PRI/
compañeros, avanzar
con el PRI/
Libertad, unidad/
democracia y justicia
social eso es el PRI/
I
Somos militantes del
mejor partido,/
gotas de agua que
formamos un océano de honor,/
somos dirigentes
progresistas,/
democráticos y
revolucionarios, viva el PRI,/
celosos vigilantes
del partido,/
no permitiremos que
socaven nuestra fe/
extraños, inconformes
y traidores,/
en momentos de
crisis, ni en bonanza. Viva el PRI/
CORO
Avanzar, avanzar con
el PRI/
compañeros, avanzar
con el PRI/
Libertad, unidad/
democracia y justicia
social eso es el PRI/
II
Un día derribaremos
al tirano extranjero/
ese día con grandeza
construiremos/
un país justo, libre
y soberano con el PRI/
La unidad nacional es
lo primero,/
en las columnas revolucionarias
del PRI/
por eso las mujeres y
los hombres/
forjamos un partido
de vanguardia, todos somos PRI/
CORO
Avanzar, avanzar con
el PRI/
compañeros, avanzar
con el PRI/
Libertad, unidad /
democracia y justicia
social eso es el PRI/
III
Fuerza al PRI, fuerza
a México, vota PRI/
Desde cualquier
trinchera defenderé al PRI/
Siempre en mi mente,
siempre con fuerza, siempre PRI/
La democracia, el
valor y la fuerza están en el PRI.
Desde
luego que López Obrador no pensaba abandonar en ese momento al partido que
ahora tacha de formar parte de la “mafia del poder”.
Se entiende. Le ganó
el romanticismo.
Y
no es el único político que ahora reniega del PRI. Ahí están los casos de Porfirio Muñoz Ledo, Manuel Bartlett Díaz, Ricardo Monreal Ávila, entre otros
personajes que ahora lo acompañan en Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
En
1988, al no contar con el apoyo de la cúpula del PRI, el Frente Democrático
Nacional (FDN) lo postuló para contender por la gubernatura, pero perdió ante
el priista Salvador Neme Castillo.
El
FDN se convirtió en 1989 en partido político, denominándose Partido de la
Revolución Democrática (PRD). En 1994, López Obrador se registró nuevamente
como candidato a gobernador, pero perdió ante el priista Roberto Madrazo Pintado.
El Peje no
aceptó los resultados. Alegó fraude, llamó a la resistencia civil y marchó a la
Ciudad de México para denunciar que Madrazo era un tramposo.
Asimismo,
demandó la anulación de los comicios y el establecimiento de un gobierno
interino, petición a la que se sumaron el PAN y el PT. No logró su objetivo. Y,
desde entonces le guarda un gran rencor al partido que un día le dedicó un
himno amoroso.
Estaba claro que en
Tabasco no tenía futuro político y fue por eso que se refugió en la Ciudad de
México para contribuir a las tareas del PRD, instituto político que dirigió en
1996 luego de derrotar en una elección interna a Heberto Castillo y Amalia
García.
Su
figura política comenzó a posicionarse ante la opinión pública. Durante su
periodo como dirigente, el PRD ganó por primera vez la jefatura de Gobierno del
Distrito Federal y varios distritos electorales en el país.
En
el año 2000 contendió por el gobierno del DF. Ganó por pocos votos, pero se
impuso ante el panista Santiago Creel
Miranda.
Gobernó
la capital del país bajo un esquema populista, el cual fue criticado severamente
por el PRI y el PAN.
Luego
del desafuero del que fue objeto en 2004, su imagen se fortaleció, ya que optó en victimizarse. Y le funcionó (o
sigue funcionando) para darse a conocer en todo el país.
Parecía imparable.
Preocupó durante varias semanas a sus adversarios.
Su
gran error fue pelearse con el sector productivo del país (empresarios) y el
clero.
En
julio de 2006 perdió ante el panista Felipe
Calderón Hinojosa por 250 mil votos. Alegó
que le hicieron fraude, mandó al diablo a las instituciones e instaló por
varias semanas un plantón en el Paseo de la Reforma.
El
20 de noviembre de ese año se declaró presidente legítimo y siguió recorriendo
el país. No se rindió y se opuso en todo momento a las iniciativas enviadas por
Calderón a las Cámaras de Diputados y Senadores.
En
2012 contendió nuevamente por la Presidencia y volvió a perder por 3 millones
de diferencia. Ahora fue ante el PRI y su candidato Enrique Peña Nieto. Y, por supuesto, otra vez gritó a los cuatro
vientos que le hicieron trampa.
López Obrador sigue
tropezando con la misma piedra (soberbia) y parece que no rectificará el rumbo,
pues está lleno de rencor.
Desde
que fundó su partido (Morena) se ha atrevido a mandar al carajo a sus otrora
aliados (PRD y Movimiento Ciudadano), a quienes tacha como paleros de la “mafia
del poder”.
Este
domingo no fue la excepción. En una convención de Morena dijo NO a una alianza
con el PRD, MC, PAN y otros partidos para la elección de 2018.
Así
cómo, pues.
Ve la tempestad y no
se hinca. Ya le pasó en el Estado de México, en donde fue derrotado por el
grupo Atlacomulco.
Luego
entonces, que no se queje si pierde
nuevamente la elección del año venidero.
Comentarios:
E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com
Facebook: Efraín Flores Iglesias
Twitter: @efiglesias
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opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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