CONTEXTO POLÍTICO
❍ Autodefensas y violencia en Guerrero
Los
hechos de violencia registrados en los últimos días en la región de Tierra
Caliente (particularmente en San Miguel Totolapan) y El Ocotito, municipio de
Chilpancingo, han exhibido claramente que los grupos de autodefensa están
infiltrados por el crimen organizado, lo que pone en serio riesgo a los
habitantes de dichos puntos de la entidad.
No conforme en
instalar retenes ilegales en carreteras, los supuestos policías comunitarios imponen
su ley y retan a las fuerzas del orden.
No está mal que un
pueblo se organice para defenderse de los criminales. El problema radica cuando
las autodefensas toman partido con un grupo delictivo y combaten a otros.
En
Petaquillas, municipio de Chilpancingo, se han registrado incidentes graves,
que van desde la privación ilegal de la libertad y disparos con arma de fuego a
los conductores que no detienen sus automóviles en los retenes.
Es
necesario que la Federación apoye más al gobierno estatal para hacerle frente a
los grupos criminales que desde hace varios años se disputan a sangre y fuego
las rutas para el trasiego de enervantes y que han generado terror en la
población.
Llama
la atención que varios líderes de los cárteles de Sinaloa, los Beltrán Leyva, Zetas, Los Caballeros Templarios y del Golfo
han sido detenidos; lo que no ocurre con cabecillas de bandas criminales que
operan en Guerrero y que no cuentan con el mismo poderío, como es el caso de Raybel Jacobo de Almonte, El Tequilero, quien ha burlado hasta el
momento los operativos que se han implementado para su captura.
Pero
llama más la atención que algunos
líderes criminales sigan imponiendo candidatos en cada proceso electoral,
sin que la Procuraduría General de la República (PGR) los investigue antes e
impida que lleguen al poder.
José
Luis Abarca Velázquez, es un claro ejemplo. Y las consecuencias ahí están: 43
normalistas de Ayotzinapa siguen desaparecidos.
Se
entiende el reclamo que los ciudadanos le hacen a las autoridades para poner
fin a la violencia. Yo creo que es válido, aunque también tiene mucho que ver
la pérdida de valores, pues no todos los padres han sido capaces de educar a
sus hijos y ponerles buenos ejemplos.
Las
autoridades, desde luego, dejaron crecer al monstruo (crimen organizado), un
problema que debió combatirse con todo rigor hace 10 años y que no parece tener
fin.
Y
aprovecho este espacio para condenar la retención y robo de pertenencias (una
camioneta, celulares, cámaras fotográficas, grabadoras y laptops) que sufrieron
la tarde del sábado 13, en Acapetlahuaya, los compañeros reporteros: Sergio
Ocampo Arista, corresponsal de La Jornada
en Guerrero; Jorge Alberto Martínez Dionicio, de Quadratín Guerrero; Alejandro Ortiz, del portal Bajo Palabra; Ángel Misael Galeana, de Grupo Imagen; Jair Cabrera, colaborador
de La Jornada; Hans Musielik, de Vice News, y Pablo Pérez García, de Hispano Post.
No
se vale que los criminales que operan en la entidad molesten a los trabajadores
de los medios de comunicación, por lo que manifiesto mi solidaridad a los
compañeros que, afortunadamente, regresaron con vida para seguir informando a
la sociedad de lo que acontece en Guerrero y el país.
Comentarios:
E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com
Facebook: Efraín Flores Iglesias
Twitter: @efiglesias
[Usted acaba de leer un artículo de
opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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