WASHINGTON ► La investidura de un
presidente en Estados Unidos requiere rendir un juramento de apenas 35
palabras, pero la seguridad, el glamour y los festejos que la rodean tienen un
elevado costo que puede marcar cientos de millones de dólares. Sin embargo,
Donald Trump y su nueva gestión tienen a su disposición el dinero para afrontar
los gastos.
Según revela el New York
Times, con base en las ceremonias pasadas y estimaciones oficiales para el acto
de inauguración de la nueva administración, el costo del evento puede alcanzar
la impresionante cifra de USD 200 millones, por los altos gastos en seguridad e
inteligencia. Miles de empleados del FBI, el servicio secreto y la Guardia
Nacional trabajan hasta con un año de anticipación para asegurar que no se
produzcan incidentes. Por ello, esta parte de la cuenta, que puede bordear los
USD 100 millones, es pagada por el Estado.
El precio final, además,
varía según otros factores, como la cantidad de asistentes al evento e incluso
el clima. Sin embargo, toda la parafernalia extra es asumida por el sector
privado, y Trump lleva una amplia ventaja sobre sus predecesores.
El Comité de Investidura
Presidencial ha recaudado más de USD 90 millones en donaciones privadas, una
cifra récord y muy superior a la de las dos juramentaciones de Barack Obama,
cuyos comités reunieron USD 55 millones en 2009 y USD 43 millones en 2013.
Pero si bien ha recaudado
más dinero para su investidura que cualquier otro presidente norteamericano en
la historia, Trump no planea gastar toda esa fortuna. El jefe de Planificación
Tom Barrack dijo que el equipo del republicano quiere evitar una
"atmósfera circense" y prefiere una actitud de "manos a la
obra" que rodee a Trump "con la suave sensualidad del lugar".
Por su parte, Trump
prometió un "día muy, muy elegante" con "enormes
multitudes" y en los últimos días indicó que la ceremonia sería más grande
que la delineada en las semanas previas. Además, este martes destacó que la
gente está llegando "en números récord" a Washington para los
eventos.
Trump prevé tres galas
inaugurales, siete menos que las que tuvo Obama en 2009. El equipo republicano,
además, espera reducir el desfile a 90 minutos. El más largo, con 73 bandas y
59 carrozas y que duró más de cuatro horas y media, fue el de la primera
juramentación de Dwight Eisenhower en 1953.
En cuanto a los invitados,
la ceremonia no ha podido atraer a los artistas de primera línea que
engalanaron las de Obama. A fines de diciembre Trump aseguró en Twitter que los
famosos rogaban ser invitados a la toma de posesión, pero también los atacó y
dijo que el inmenso apoyo de celebridades a su rival electoral, Hillary
Clinton, no fue suficiente para darle la victoria.
Con el tiempo en contra,
Trump ha minimizado la importancia de los famosos. En su primera conferencia de
prensa dijo que habrá "tremendo talento", incluidas bandas militares.
El cartel, por ahora, es encabezado por la cantante juvenil Jackie Evancho, el
Coro del Tabernáculo Mormón y las Rockettes de Radio City.
El vocero Boris Epshteyn
dijo que el comité está "plenamente concentrado en organizar eventos de
categoría mundial que rindan homenaje a la tremenda historia de la nación y alcancen
a todos los rincones del globo".
El dinero excedente, en
tanto, será donado a obras de caridad.
Fuente: AP
Enero/17/2017
www.libertadguerrero.net
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