❍ La lucha contra los cárteles de la droga no ha
dado los resultados esperados; la violencia sigue incontenible pese a los
recursos erogados
CIUDAD DE MÉXICO ► En 10 años de guerra
contra el narcotráfico el gobierno ha gastado un billón 138 mil 838 millones
971 mil 996 pesos para intentar garantizar la seguridad de la población, pero ha
sido insuficiente para evitar que los civiles se vean afectados.
Al tomar posesión como
presidente, Felipe Calderón Hinojosa recibió un presupuesto de 56 mil 816
millones 900 mil 254 pesos, destinados a las secretarías de la Defensa Nacional
(Sedena), la Marina Armada de México (Semar) y a la entonces dependencia de
Seguridad Pública (SSP).
Calderón recibió un país
que comenzaba a ser azotado por escandalosas ejecuciones entre cárteles rivales
y los decapitados empezaban a acaparar la atención de la población.
A 10 días de asumir el
cargo declaró la guerra contra el crimen organizado y envió al estado de
Michoacán —su tierra natal— más de 6 mil elementos de las Fuerzas Armadas y
federales a enfrentar a las células que tenían aterrorizada la entidad.
Desde entonces los
militares y marinos salieron a las calles de todo el país, asumieron como suya
esta lucha y comenzaron con la erradicación de sembradíos de droga,
aseguramientos de armas y narcóticos, y detenciones de operadores de los seis
cárteles existentes en ese momento: el de Sinaloa, de Juárez, de Tijuana, del
Golfo, La Familia Michoacana y el del Milenio.
Datos del Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) señalan que en
2006 hubo 11 mil 806 homicidios dolosos; el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (Inegi) indica que fueron 10 mil 452.
En 2007 los resultados
fueron positivos. Los enviados al combate reportaban decomisos considerables de
droga y la cifra de homicidios aún no registraba variaciones preocupantes. El
evento que marcó ese año fue el 15 de abril, cuando dos elementos del Ejército
fueron “levantados”, torturados y asesinados a balazos en Zamora, Michoacán.
Los cadáveres fueron
encontrados con una leyenda que decía: “El que se mete, se muere”; los cárteles
apenas dejaban ver el alcance de sus armas, de su organización y de su poder
frente a las fuerzas federales.
Tal como lo predijo
Calderón Hinojosa al anunciar la guerra: correría sangre y el país viviría
tiempos violentos. En ese sexenio organizaciones no gubernamentales como Human
Rights Watch reportaban 60 mil muertos a causa del combate al crimen
organizado.
Las cifras del SESNSP
reconocen 173 mil 897 homicidios dolosos de diciembre de 2006 a octubre de
2016; sin embargo, no específica cuántas de esas muertes estuvieron
relacionadas con la guerra contra los cárteles del narcotráfico.
Los registros de homicidios
dolosos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) hablan de 186
mil 326 víctimas, de diciembre de 2006 a diciembre de 2015; el conteo del año
2016 no ha sido publicado.
En las Fuerzas Armadas
también se han registrado bajas: la Sedena reporta, del 1 de diciembre 2006 al
1 de diciembre de 2016, 490 muertos, y datos de la Semar informan que en 10
años de combate contra el narco han fallecido 77 de sus elementos. Respecto al
número de desaparecidos, el último reporte del SESNSP reconoce 29 mil 136
personas no localizadas de 2007 a octubre de 2016; 28 mil 212 corresponden al
fuero común y 924 al federal.
Alejandro Hope,
especialista en temas de seguridad, asegura que la falta de una base de datos
que nos hable de homicidios relacionados con el combate al narcotráfico se debe
a la escasa investigación que realizan servicios periciales y las procuradurías
encargadas de esclarecer este delito. “No ha habido un compromiso de fondo con
la investigación de los homicidios”, dice.
Considera que el gran
pendiente de la década es que no ha habido una presión para que las policías
estén trabajando en la capacitación.
El narcoterrorismo
El 15 de septiembre de
2008, La Familia Michoacana lanzó el primer ataque narcoterrorista en México:
dos granadas fueron lanzadas en la Plaza Melchor Ocampo, en la ciudad de
Morelia y cobraron la vida de ocho personas. Más de 100 civiles resultaron
heridos.
El aumento de la violencia
estaba incontenible; Calderón los llamó “daños colaterales” y continuó
confiando en que las fuerzas federales eran las indicadas para hacer frente a
estos actos.
En 2010, con un presupuesto
de 91 mil 982 millones 56 mil 166 pesos, miembros del crimen organizado
asesinaron a estudiantes, a migrantes, a policías y militares por igual. Según
el Inegi, en ese año la cifra de muertos superó los 25 mil.
El 2 de enero de 2013
desaparece la Secretaría de Seguridad Pública Federal y es la Secretaría de
Gobernación la encargada de formular y ejecutar las políticas, programas y
acciones para garantizar la seguridad pública de la nación y de sus habitantes.
Se asigna un presupuesto
público para la Función Seguridad Pública que destina recursos económicos
extraordinarios a la Sedena e inyecta montos para reclusión y readaptación
social —que antes eran asignados a la SSP federal—, además de integrar el
Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Miles de millones de pesos
que no detuvieron ni controlaron al crimen. Muertos quemados en un casino,
cuerpos abandonados en vía pública a plena luz del día, cuerpos de migrantes
hallados en fosas clandestinas. Los narcotraficantes estaban ganando la guerra.
A partir del año 2014, las
cantidades presupuestarias para seguridad pública superaron los 150 mil
millones de pesos.
El presupuesto para 2016
fue de 163 mil 422 millones 936 mil 800 pesos. En 10 años se invirtió más de un
billón al combate al narco.
Fuente: El Universal
Diciembre/12/2016
www.libertadguerrero.net
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