ESTRICTAMENTE
PERSONAL
❍ La Pax narca
El misterio sobre lo que
sucedió la noche del domingo 14 de agosto de este año en Puerto Vallarta
empieza a develarse. No fue una operación para detener a Jesús Alfredo Guzmán,
el hijo de Joaquín El
Chapo Guzmán, como se
afirmó en un principio, sino para capturar al operador financiero del Cártel
del Pacífico, que estaba con él. Está confirmado que quienes realizaron la
privación de la libertad de ellos dos fueron miembros del Cártel Jalisco Nueva
Generación cuyos vínculos conectan con ex escoltas del ex gobernador de
Jalisco, Emilio González Márquez, al servicio del narcotráfico. Pero si el
misterio se empieza a aclarar, los motivos detrás de aquella operación siguen
intrigando a las autoridades.
¿Cuál
fue la razón de esa privación de la libertad? ¿Qué buscaban? Si el hijo de El Chapo fue liberado, ¿qué sucedió con el
operador financiero identificado por las autoridades únicamente por su apellido
Jiménez Fernández? ¿Qué le hicieron a Juan Daniel Calva, ex miembro del
Ejército, y escolta del joven Guzmán, a quien también se llevaron esa noche?
Los tres estaban en el restaurante “La Leche”, a donde llegaron gradualmente
entre las 22 y las 23:50 horas las 16 personas que celebraban una fiesta, sin
despertar la atención de nadie, sin guardaespaldas, ni armas.
El
comando entró al restaurante 10 minutos pasada la medianoche, la madrugada del
lunes 15, por dos puertas, y uno de los atacantes les ordenó tirarse debajo de
la mesa. Los atacantes buscaban a una persona en particular, y por esa razón
separaron a Guzmán y a otras persona que la DEA identificó erróneamente como
Iván Archivaldo Guzmán, el hijo mayor de El
Chapo, quien en realidad era Jiménez Fernández, según la
investigación. Son ellos quienes en fragmentos videograbados de las cámaras del
restaurante, se ven hincados. En ese momento, uno de los primeros hombres que
entró armado preguntó a uno de sus cómplices: “¿Quién es?”. Al señalarle a
Jiménez Fernández, el mismo hombre le dio una patada en el estómago que lo hizo
doblar.
Jiménez
Fernández fue al único que maltrataron. Después de ser golpeado en el suelo, y
tener bajo control el lugar, una persona alta, con sobrepeso, en bermudas y
huaraches, entró al restaurante a verificar que tenían a la persona buscada.
Esa persona fue identificada por los investigadores por su apodo, El Teniente, sobrino de
Rafael Caro Quintero, uno de los capos legendarios del narcotráfico,
actualmente prófugo. La operación concluyó tres minutos con 14 segundos después
de iniciada, cuando El
Teniente sacó a
rastras a Jiménez Fernández del restaurante.
Ninguno
de los miembros del comando procuró siquiera taparse la cara para no ser
identificado. Actuaron con prisa pero sin apresurarse. La policía municipal no
se encontraba cerca y llegó 17 minutos después de que se fue el comando con sus
víctimas, tras una llamada anónima de robo y una posterior de secuestro. El Teniente y el resto del comando se llevaron a
cinco personas en dos camionetas blancas, una Suburban y una Takoma, resguardados
por otras cuatro camionetas, una Land Rover, una Cherokee, una Honda y una
Escalade, que encontradas horas después, aportaron información importante a la
investigación.
Las
evidencias dentro de las camionetas condujeron a la identificación de Juan
Ramón Martínez, vinculado a una empresa llamada Corporativo Seguridad Pública
con oficinas centrales en Nayarit –una empresa con nombre similar tiene su sede
en Tamaulipas-. Martínez fue escolta del ex gobernador González Márquez, al
igual que Rodrigo Córdova, cuñado del propietario oficial de la compañía
nayarita, Manuel Jacobo Díaz. Puerto Vallarta se encuentra en los límites con
Nayarit, en donde el Cártel del Pacífico, pero en especial El Chapo Guzmán y sus viejos socios, los
hermanos Beltrán Leyva, reclutaban a sus escoltas.
Todos
ellos pertenecieron en algún momento a la misma organización criminal del
Pacífico, antes Sinaloa y previamente conocida como el Cártel de Guadalajara
–pese a que todos ellos eran sinaloenses-, que se fue fracturando. La primera
gran escisión, en enero de 2008 fue entre los Beltrán Leyva y los entonces
jefes del Cártel de Sinaloa, Ismael El
Mayo Zamabada yEl
Chapo Guzmán, tras la
detención de Alfredo Beltrán Leyva, El
Mochomo. La segunda, a decir por el operativo en “La Leche”, es
reciente, entre el Cártel Jalisco Nueva Generación, que nació de la mano de
Guzmán, y el del Pacífico, aunque las autoridades aún no descubren las razones
por el conflicto con Caro Quintero, asociado y cercano a Zambada y a otros
líderes del narcotráfico en Sinaloa.
Las
investigaciones muestran que el objetivo de la acción en “La Leche” nunca fue
el joven Guzmán, a quien se llevaron por equivocación y provocó una enorme
tensión en las cañerías del Cártel, hasta que se negoció su liberación sin
consecuencias aparentes para nadie por el error. No se sabe hasta ahora, sin
embargo, qué sucedió con Jiménez Fernández, Calva y otras dos personas que
también fueron privadas de su libertad esa noche, ni porqué el interés era en
el operador financiero del Cártel del Pacífico.
Los
investigadores creen, como hipótesis, que hubo una recomposición del liderazgo
y territorios dentro de la organización, aunque no tienen claro cómo finalmente
se arreglaron, que es lo único en lo que tienen certeza, porque después de
aquella privación de la libertad no hubo matanzas, ni venganzas. Sólo un
silencio de armas, como si entre ellos, todo hubiera quedado claro.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter:
@rivapa
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opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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