CONTEXTO
POLÍTICO
❍ Caso Iguala: dos años de interrogantes
Este
lunes se cumplen dos años del asesinato de seis personas y la desaparición de
43 normalistas de Ayotzinapa en el municipio de Iguala.
El
ataque fue perpetrado por policías municipales de Iguala y Cocula, quienes los
entregaron a sicarios del grupo delictivo "Guerreros Unidos".
Los
normalistas salieron el 26 de septiembre de 2014 de su escuela ubicada en
Ayotzinapa (Tixtla) rumbo a Chilpancingo con la intención de secuestrar
camiones en la central de autobuses, pero policías estatales les impidieron
realizar tal acción. Ante eso optaron trasladarse a Iguala.
Al
llegar a Iguala se llevaron algunos autobuses, pero al salir de la central camionera
fueron seguidos y alcanzados por policías municipales.
Los
normalistas se negaron entregar los autobuses secuestrados y fueron atacados a
balazos y levantados por los
efectivos policiacos.
De
acuerdo a algunas investigaciones, los normalistas se habían llevado un autobús
con droga al interior y que algunos de ellos pertenecían al grupo delictivo
"Los Rojos", archiadversarios de "Guerreros Unidos".
Desde
entonces han sido detenidos policías municipales y sicarios de Guerreros Unidos que participaron en el
ataque y desaparición de los 43 normalistas, que han confesado que los jóvenes fueron incinerados en el
basurero de Cocula.
Se entiende el dolor
de los familiares de los jóvenes desaparecidos y su lucha por encontrarlos con
vida.
Lamentablemente son
pastoreados por personajes que solamente lucran con el dolor de ellos; unos personajes que
solamente les importa negociar canonjías con las autoridades y cometer actos
vandálicos.
Nadie
puede asegurar que estén vivos los 43, pero tampoco que fueron incinerados por
sicarios de Guerreros Unidos.
Dos
años es mucho tiempo. Si estuvieran privados de su libertad ya hubieran pedido
algún rescate para ser liberados. Pero no es así.
Es
condenable que el Estado mexicano siga sin dar una versión más concreta ni
detener a los que en ese año fungían como autoridades, como por ejemplo, Ángel Aguirre Rivero y a su gabinete de
seguridad.
Aunque,
también hay que preguntarse: ¿Quiénes
ordenaron a los normalistas de nuevo ingreso ir a meterse a la cueva del lobo
(Iguala)? ¿Por qué las autoridades siguen permitiendo que los normalistas
de Ayotzinapa secuestren autobuses? ¿Por
qué los padres de familia de los normalistas permiten que sus hijos cometan
actos vandálicos en lugar de estar en sus aulas estudiando?
Son
varias interrogantes y varios los responsables.
Luego
entonces, ¿por qué seguir permitiendo
que Ayotzinapa siga siendo un plantel educativo en donde no se estudia y se
cometen actos contrarios a la ley?
Queda
claro que la sociedad no desapareció a los normalistas y no es justo que los
agitadores sociales perjudiquen la paz y el progreso de Chilpancingo y
Acapulco.
Comentarios:
E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com
Facebook: Efraín Flores Iglesias
Twitter: @efiglesias
[Usted acaba de leer un artículo de
opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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