❍ La víctima registró con su teléfono lo que ocurrió durante el primer ataque que sufrieron
los estudiantes en Iguala en 2014
ACAPULCO ► La
fauna nociva le arrancó el rostro al normalista de Ayotzinapa Julio César
Mondragón Fontes, concluyó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), al
presentar un reporte de avances sobre la investigación que realiza sobre el
Caso Iguala-Ayotzinapa.
En esta
ocasión, la CNDH informó las conclusiones respecto a los hechos y
circunstancias en las que fue asesinado el estudiante Julio César Mondragón
Fontes, conocido como “El Chilango” entre sus compañeros.
Sus últimos minutos
La CNDH
recreó los últimos minutos de vida del normalista y reveló detalles que no
aparecen en el expediente de la Procuraduría General de la República.
El informe
revela que Mondragón Fontes “grabó con un celular lo que estaba sucediendo”
durante el primer enfrentamiento que sostuvieron los normalistas contra la
Policía Preventiva de Iguala, según los testimonios de sus compañeros
sobrevivientes.
La CNDH
indica que ese material videográfico, de existir, no ha sido recuperado.
Respecto a lo
ocurrido con Mondragón Fontes en el primer ataque, la CNDH retoma una
declaración dada por un estudiante al Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes: “Vi al compa Chilango, le dije paisa, no se agüite, vamos a
salir. Estaba parado, recargado en el autobús, estaba bien espantado, estaba
serio, le dije no hay problema, vamos a salir. Esa noche le dije que no se
agüitara y dijo no, no hay problema paisa…”.
Mondragón
Fontes es ubicado después durante la conferencia de prensa que los normalistas
dieron tras el primer ataque. En ese momento ocurrió un segundo ataque armado y
los estudiantes buscaron refugio bajo los automóviles.
“Julio César
Mondragón, hasta ese momento, aún permanecía al lado de sus compañeros. Una vez
que cesaron los disparos, los normalistas buscaron protegerse. Julio César
corrió hacia la esquina de la calle Juárez. Un grupo de estudiantes logró que
les permitieran refugiarse en una casa, por lo que le gritaron a Julio César
que fuera con ellos pero no les hizo caso y continuó corriendo. Esta es la
última ocasión en la que sus compañeros vieron con vida a Julio César
Mondragón”, indica textualmente el reporte.
En este
punto, la CNDH retoma el testimonio que un sobreviviente dio al GIEI, quien
relató que después de que Julio César se fue corriendo se escuchaban gritos,
refirió: “como cuando agarran a una persona”. A partir de entonces, no se tuvo
noticia de su ubicación hasta la mañana siguiente que fue encontrado sin vida
en el lugar conocido como Camino del Andariego.
Lo torturaron y lo mataron, pero no lo
desollaron
El informe de
la CNDH hace referencia a la posición y el estado en que se encontró el cadáver
de Julio César: “(…) se encontraba un cuerpo boca arriba, (…) sobre una calle
de terracería, más o menos a la mitad de la calle (…) no tenía piel en el
rostro y la sangre se encontraba seca y sólo con un ojo”.
De acuerdo
con la investigación realizada por la Procuraduría General de la República
(PGR), el estudiante fue desollado por sus asesinos, pero la CNDH llegó a una
conclusión distinta: fue la fauna nociva y no la acción humana la que dejó sin
rostro, cuello y sin un ojo a Julio César Mondragón Fontes.
“La pérdida
de tejido de la cara y cuello fue producto de la intrusión de la fauna
depredadora del lugar, facilitada por la previa destrucción de la piel del
rostro, consecuente a los múltiples traumatismos (entre ellos, la fractura de
13 de los 14 huesos de la cara) sufridos en esa región de la cabeza y la
presencia de líquido hemático”, se lee en el informe.
De acuerdo
con la CNDH, existen “pequeñas lesiones superficiales” que corresponden a
roedores. Otro elemento que confirma la acción de depredadores, es la presencia
de “bordes irregulares, dentados o en forma de “V”, en las lesiones de cara y
cuello, característicos de la mordedura de roedores, bordes que son observables
en las fotografías analizadas”.
En la segunda
autopsia también encontraron surcos, rayados y “arañazos” observados en el
hueso frontal y en el borde inferior de la estructura de la mandíbula.
Además,
alrededor del cuerpo de Mondragón Fontes encontraron huellas de patas de perro.
La acción carroñera que sufrió el cuerpo del normalista ocurrió cuando ya se
encontraba muerto, según el peritaje forense de la CNDH.
“De haberse
encontrado con vida al momento en que sufre la pérdida de tejido en la cabeza
(cráneo y cara) y cuello, la ropa que vestía y su cuerpo —en las zonas
descubiertas (brazos y abdomen)— se habrían maculado de sangre, lo que no
ocurrió. Por esta razón, entre otras, es posible establecer que la pérdida de
la piel del rostro y cuello de Julio César Mondragón Fontes, ocurrió en etapa
post mortem”, concluye el informe.
La CNDH
también contradice la conclusión del GIEI respecto a la causa de muerte del normalista:
no fue por un disparo en el rostro, sino por “traumatismo craneoencefálico
producido por objeto de tipo contundente, bordes romos, con extremo angular”.
“Con la
segunda necropsia se corroboró radiológicamente que no existió en cara y cráneo
trayecto de proyectil disparado por arma de fuego como lo había considerado el
perito en Medicina Forense del GIEI. La peritación de la CNDH también excluye
la posibilidad de que una bala de fusil alemán de asalto G36 se hubiera
utilizado para asesinar a Julio César Mondragón, como se menciona en el
documental “Exportaciones Mortales” del cineasta Daniel Harrich”, se indica.
Sometido y
torturado brutalmente
El informe de
la CNDH revela datos sobre la tortura a la que el estudiante normalista fue
sometido por sus agresores, quienes lo sometieron y lo golpearon hasta matarlo.
El informe
también revela que, a pesar del sometimiento, Julio Cesar Mondragón Fontes
trató de defenderse y luchar por su vida.
“En la
peritación de la CNDH se confirmaron las fracturas de varios arcos costales de
predominio izquierdo y de vértebras cervicales, torácicas y lumbares que no se
habían detectado en la primera necrocirugía. (…) A Julio César le fueron
provocadas fracturas en los 8 huesos del cráneo y en 13 de los 14 huesos que
conforman el esqueleto de la cara, la más severa producida en el macizo facial.
El cuerpo de Julio César presentó múltiples fracturas en 19 huesos del tórax y
columna, 10 de ellas en arcos costales (7 del lado izquierdo y 3 del lado
derecho). En suma, a Julio César Mondragón Fontes le fueron ocasionadas 64
fracturas en 40 huesos de su estructura ósea”, detalla el informe.
“La presencia
de infiltrado retroperitoneal izquierdo así como las hemorragias en epiplón y
colon demuestran que las lesiones inferidas a la víctima, fueron producidas en
etapa pre mórtem por traumatismo directo con agentes vulnerantes de
consistencia dura. El pulmón izquierdo de Julio César presentaba datos de
contusión o traumatismo directo. Es dable precisar que su existencia no contribuyó
a la causa de la muerte a pesar de que esta condición lleva a insuficiencia
respiratoria cuyos signos no fueron detectados en el cadáver en razón de que la
muerte fue inmediata y súbita por la afectación del bulbo raquídeo provocada
por el traumatismo craneoencefálico, afectación que produjo, a su vez, paro
cardiorrespiratorio”, agrega.
El peritaje
de la CNDH también corroboró la presencia de múltiples lesiones provocadas
previamente al momento de la muerte, tales como equimosis (moretones) y excoriaciones
(raspones) en diversas partes del cuerpo –en las extremidades superiores y
hombros- que “indican, con alto grado de probabilidad, maniobras de sujeción y
sometimiento”.
Sin embargo,
a pesar del sometimiento, la CNDH concluyó que Julio César “realizó maniobras
de defensa, lucha y forcejeo contra sus victimarios, durante la sujeción,
sometimiento y agresión”.
Las
conclusiones de la CNDH
Desde la
perspectiva de Derechos Humanos, Julio César Mondragón Fontes fue denigrado,
afectado en su seguridad personal, privado de la libertad, ostensiblemente
dañado en su integridad física y privado del derecho a la vida.
“Fue víctima
de tortura física, golpeado brutalmente con saña y crueldad por la acción
conjunta y complicidad de miembros de la delincuencia organizada y servidores
públicos del Municipio de Iguala; atrozmente agredido y sometido por más de un
victimario; recibió múltiples traumatismos en cráneo, cara, cuello, tórax y
abdomen (…) a pesar de que realizó intentos de defensa, lucha y forcejeo”,
concluye el documento.
Fuente: Agencias
Julio/11/2016
www.libertadguerrero.net
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