ESTRICTAMENTE
PERSONAL
❍ La noche triste de Aurelio
[Por Raymundo Riva Palacio]
1ER. TIEMPO: La irrupción del joven
maravilla. La fortuna le sonrió desde el principio del
gobierno del presidente Enrique
Peña Nieto al
joven que le encargaron realizar en la campaña presidencial el trabajo de
lápiz. Volaba para director a un nivel de coordinación en Los Pinos, pero un
mal entendido que llevó a Eduardo
Medina Mora a la
Embajada en Washington en lugar de la cancillería, hizo que José Antonio Meade, quien iba a ser el jefe de la Oficina
de la Presidencia, terminara como secretario de Relaciones Exteriores, y Aurelio Nuño, quien no era nada salvo eficaz y
trabajador asesor, se quedara con el puesto, por cortesía e influencia de quien
sería secretario de Hacienda, Luis
Videgaray, quien hizo de lado a quien se creía merecedor de ese
puesto, el amigo incondicional del Presidente,Francisco Guzmán. Nuño fue por tres años la puerta
infranqueable del Presidente, y con quienes prácticamente todos, dentro y fuera
del gobierno, tenían que acordar y pedir un pase al despacho presidencial que
casi nunca llegaba. A escasos 50 metros de la oficina de Peña Nieto en Los Pinos, Nuño atendía en mangas de camisa y todas
las noches recibía un reporte de los secretarios de Estado y sus subsecretarios
sobre qué hicieron durante el día y con quién se habían reunido. Nuño no tenía carta de político cuando
empezó a hacer funciones de político. Entró en la política como uno de los
asesores del entonces senador Enrique
Jackson al
arrancar el milenio, quien lo ayudó financieramente para estudiar una maestría
en Ciencias Sociales Latinoamericanas en Oxford. Regresó al Congreso para
trabajar en la coordinación de asesores de la Comisión de Presupuesto que presidía Videgaray, quien al comenzar la campaña
presidencial se lo llevó con él. En el proceso se hizo cargo de la parte
educativa, y de su equipo saldría el proyecto de la Reforma Educativa. Bueno en
el cubículo; bueno para arrastrar el lápiz. Malo en la operación política, se
demostraría reiteradamente después. Decía uno de sus profesores en Oxford que Nuño era muy inteligente, pero la verdad,
no comprendía por qué Peña
Nieto lo había
convertido en político. De eso, no entendía.
2DO. TIEMPO: El detonador de su
futuro. En la arquitectura de lo que sería su
programa de gobierno, uno de los puntos centrales que aceptó el candidato Enrique Peña Nieto fue el de la Reforma Educativa. El
trabajo fino se lo encargó a uno de sus asesores estrellas, Aurelio Nuño, quien
recibió propuestas de varios académicos y políticos que habían estudiado el
tema de la educación. Jorge Castañeda fue uno de los principales, aunque su
contribución no aportaría finalmente mucho. Otro fue Otto Granados, quien
era embajador en Chile, y cuyas contribuciones hicieron que Nuño no se olvidara de él cuando lo
nombraron secretario de Educación, y lo nombró subsecretario, aunque opera más
bien como titular adjunto. Pero quien hizo el trabajo fino de la Reforma
Educativa y aportó la clave de todo, eliminar el control del sindicato
magisterial sobre las plazas, fue Enrique
Ochoa, actual director de la Comisión Federal de Electricidad.
Durante la transición, Nuño dialogó largas horas con quien era el
subsecretario de Educación Básica, Fernando
González, yerno de la líder sempiterna del magisterio, Elba Esther Gordillo,
con quien discutía la ruta crítica de la reforma. No puede ser el punto de
partida, le decía González,
sino el fin. La maestra Gordillo no era su enemiga, sino su principal
aliada, alegaba el subsecretario, por lo que sería un error excluirla del
proceso en lugar de trabajar con ella. El enemigo no era la maestra. Nuño nunca se entendió con González, y la reforma
tenía en ella su principal enemigo. Así fue fraseado el discurso de toma de
posesión de Peña
Nieto que ordenó
y revisó Nuño.
Tenía párrafos dedicados en cuerpo y alma al control de la maestra sobre el
sindicato y del fin de sus prebendas. La maestra no era un factor político,
sino un grupo de interés. Por tanto, así sería tratado. Tres años después, el
diagnóstico de Nuño ha sido cuestionado. El Presidente
lamenta la cárcel de la maestra y los beneficios de haberla llevado a prisión
no los han visto. El sindicato, como les decían en aquél tiempo, no era el
problema. Sus enemigos en la reforma era la Coordinadora Magisterial, con quien
prefirieron meterse a la cama. Se equivocaron de aliado y hoy lo paga el
Presidente y Nuño,
el de los diagnósticos sistemáticamente fallidos.
3ER. TIEMPO: ¿Alguien se sorprende
que se volvió a equivocar? El murmullo al oído del
presidente Enrique
Peña Nieto fue
fuerte: si respaldaba la propuesta del PRD de la reforma fiscal, varios líderes
del PRD apoyarían la reforma energética. La recomendación tras la desaparición
de los normalistas de Ayotzinapa fue que no se metiera en ese problema, porque
era municipal. La recomendación al Presidente cuando apareció la casa blanca,
fue que se callara y dejara que su esposa, Angélica
Rivera se
defendiera sola. La historia habla por sí sola. El PRD no apoyó la reforma
energética y la reforma fiscal provocó la ruptura de Peña Nieto con los empresarios. No intervenir
inmediatamente en la desaparición de los normalistas, convirtió un crimen
municipal en un crimen de Estado. La casa blanca lo aniquiló a él y destruyó el
activo de relaciones públicas que era la señora Rivera. Su manejo de
la comunicación política produjo que las inversiones multimillonarias en spots fueran acompañadas de una creciente
desaprobación presidencial. Pero, pese a todo Aurelio
Nuño, el autor de tan desafortunados consejos, dijo en una
entrevista con El País de Madrid en diciembre de 2014, ante la catarata de
críticas: “No vamos a ceder aunque la plaza pública pida sangre y espectáculo,
ni a saciar el gusto de los articulistas. Serán las instituciones las que nos
saquen de la crisis, no las bravuconadas”. Desde entonces, la institución que
ha entrado en mayor crisis es la Presidencia, porque el diagnóstico de que todo
era una tormenta que pasaría, no fue transicional sino de creciente fuerza.
Cuando llegó a la Secretaría de Educación, hizo de la aplicación de la reforma
educativa un tour
de force con la
disidencia magisterial a la que se dirigía sólo con amenazas: quien no se
evalúe será sancionado; quien falte a clases no recibirá su pago; quien sea
reincidente será despedido; quien se exceda, será encarcelado. Bravuconadas
dijo hace casi medio año, no era el camino. Olvidó rápido. Bravuconadas lo
metieron en Oaxaca y el sur del país en un problema en desarrollo y que lo está
devorando.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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