EL
VOYERISTA
❍ Evodio el gobernante
[Por Alfredo Guzmán]
No es lo mismo ser candidato, que
gobernante.
El actual presidente municipal de
Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre siempre ha resultado incómodo para quienes
lo vieron chiquito y nunca entendieron que tenía proyecto, ideas y estrategias
que con una aplicación adecuada y dosificada, al final de cuentas, le dieron el
triunfo electoral en el municipio más grande, poderoso y en muchos casos
antesala, para la silla superior en el estado de Guerrero.
Desde que inició su estrategia, bien
asesorada por tres sujetos de Chilpancingo, que lo siguieron hasta el final,
por alcanzar la candidatura por Acapulco, sorprendió al equipo de asesores o
panegiristas que tenía el hijo del gobernador del estado de Guerrero, Ángel
Heladio Aguirre Rivero, Ángel Heladio Aguirre Herrera a quien muchos daban como
seguro ganador de la contienda por la candidatura a munícipe de Acapulco.
El hijo del gobernador, no tenía nada,
más que seguir viviendo, desde la óptica de quienes lo asesoraban. Pues todo el
aparato, y el presupuesto de varias dependencias, estaba al servicio de una
candidatura.
Y que surge en un cuartito de guerra,
una frase que simplemente decía, “Acapulco, no se hereda”.
Esa frase caló hondo. Molestó, generó
intranquilidad, pero no se hizo nada por desbaratarla y ahí empezó la debacle.
Un grupo de selectos editorialistas de varios medios, escogidos y pagados con
elevados pagos mensuales, de 25 mil pesos, en algunos casos, con presunciones
de capacidades y conocimientos de estrategias de alto nivel, no supieron qué
hacer, para defender una candidatura pagada desde Casa Guerrero.
Hoy esos lloran. Esos reclaman,
exigen, exhiben supuestas ineptitudes, incapacidades, pero al final de cuentas,
quieren ser parte de las ganancias, de una batalla perdida por ignorancia e
incapacidad para asesorar bien, cuando tenían la oportunidad de ganarse con
ideas y estrategias adecuadas, algo que no hicieron por soberbia.
Lograda, la candidatura, el triunfo
fue otro rollo.
Contra viento y marea, Acapulco y su
munícipe, Evodio Velázquez Aguirre va. A tumbos dirán, algunos, pero quien no
reconozca que así como Acapulco, Chilpancingo, Iguala, la Tierra Caliente
completa y otros espacios de poder, estaban tirados, no es autocrítico.
Por elementos diferentes, pero al final
de cuentas el tema es financiero, por ello, esos mismos le reclaman al edil de
Chilpancingo, Marco Leyva Mena, no ser eficiente. En otra entrega lo trataré.
Como lo establece Edgar Sánchez
Galicia, las cualidades de un gobernante exitoso deben ser: Visión estratégica
por lo corto del periodo de gobierno. Liderazgo para alinear el equipo a sus
prioridades. Capacidad de ejecución, para ganarle al día a día. Habilidad para
construir alianzas y generar consenso. Sensibilidad para la autocrítica, que
permita corregir el rumbo. Capacidad de respuesta, para administrar y resolver
las crisis. Y comunicar bien, para gobernar mejor.
Los lineamientos anteriores, no se
cumplen a cabalidad, en Acapulco, pero evidentemente el edil, no se ha puesto a
pelear contra quienes compitió. Hizo alianzas con el gobierno de Héctor
Astudillo Flores, como lo establece el librito. A unos no les gusta. Y ha
buscado que las crisis que han surgido, enfrentarlas y no evadirlas.
Es evidente que en posicionamientos
políticos, ha logrado Evodio, hasta desmarcarse del Ejecutivo estatal, pero lo
ha hecho con mesura. La violencia de género, ha sido una y los matrimonios
igualitarios, entre otros aspectos se han definido. Pero no ha entrado a la
confrontación estéril y aventurera.
La situación de Acapulco, como de la
capital del estado y muchos municipios, no es la ideal, pero la reconstrucción
y las alianzas entre municipios y gobierno estatal y federal caminan en sentido
positivo.
En Acapulco, la nave va. Al tiempo.
[Usted acaba de leer un artículo de
opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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