ENTRESEMANA
❍ Entre
Eduardo y Manlio… el vocero presidencial
[Por Moisés Sánchez Limón]
La semana pasada
trascendió, en corrillos políticos y redes sociales –ésas que la señora
Alejandra Lagunes Soto Ruiz dice manejar y controlar con vasta sapiencia—que
Eduardo Sánchez Hernández hacía maletas para dejar el cargo de vocero de la
Presidencia de la República.
Tal vez fue uno de esos tantos
“borregos” que suele ocurrir a la mitad de sexenio, cuando el ajuste en el
equipo de las ligas mayores tiene prioridad para cerrar la gestión con los
mejores hombres y mujeres que apisonen el camino de permanencia y continuidad
del partido en el poder.
Por supuesto, ello implica catapultar a
los aspirantes a la candidatura y cada uno de éstos tiene su equipo promotor,
propio en esencia pero generalmente asesorado por los carísimos expertos en
medios de comunicación, imagen y consultoría política.
En este tenor, Eduardo Sánchez
Hernández seguramente es un buen abogado y administrador con un brochazo de
experiencia como diputado federal –fue miembro de la LX Legislatura federal—mas
carente de las tablas requeridas en materia de comunicación social.
Su paso, incluso como vicepresidente de
la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, o subsecretario de
Normatividad de Medios, que no requiere de conocimientos de estrategias en
materia de comunicación política, no implica, por tanto, que conozca el difícil
terreno de la relación con la prensa nacional; olvídese de la extranjera que
cuestiona con lo que tiene a la mano.
¿Por qué Eduardo Sánchez Hernández
tendría que ser relevado del cargo de vocero, en el que fue designado el 22 de
noviembre de 2013 por el presidente Enrique Peña Nieto?
Una práctica elemental en las grandes
ligas del poder, es no atender de inmediato a una demanda de despido requerida
y exigida en los medios de comunicación, mucho menos por presiones de grupos;
ni siquiera una movilización ha logrado cese fulminante de un alto funcionario.
Para qué dar gusto al enemigo.
Porque, de haber sido así, desde hace
rato los escándalos de la casa blanca y otros etcéteras que han tocado
perversamente al presidente Peña Nieto y, sobre todo, a su esposa y luego a
funcionarios cuya amistad es pública, desde hace rato Eduardo Sánchez habría
sido enviado a un cargo fuera de Los Pinos, para no ser víctima del escarnio
público, en especial en los medios de comunicación masiva y los articulistas y
columnistas considerados palaciegos, a quienes ha favorecido pese a que son los
principales detractores, no críticos, del sistema.
Lo cierto es que, y usted no me dejará
mentir, la comunicación en la Presidencia de la República deja mucho que
desear, no atiende a la prioridades que siempre ha tenido el Presidente y sus
mensajes, tareas y propuestas.
¿Quién defiende al Presidente?
Públicamente no se nota la presencia del vocero, es decir, del jefe del equipo
de prensa del Presidente de la República.
No hay voluntad de ejercer el cargo. El
vocero debe ser un comunicador, olvídese usted de si tiene o no relación con
los, dizque, líderes de opinión, que en la mayoría de los casos tienen
características de mercenarios sexenales. La relación pública viene de la mano
del conocimiento y la estrategia.
Me cuentan que Eduardo Sánchez Hernández
considera que le ayuda más al presidente Peña Nieto desde su oficina que
acompañándolo en las giras. Con esa convicción no hay jefe de prensa, que
prospere como tal. No he conocido vocero y jefe de prensa que haya tenido éxito
sin acompañar a su jefe en el desahogo de la agenda diaria.
Por eso destaca la tarea asumida por
Manlio Fabio Beltrones Rivera, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del
Partido Revolucionario Institucional, como defensor, impulsor y hasta vocero de
las propuestas y actividades del presidente Enrique Peña Nieto.
Manlio no puede presumir de tener una
excelente oficina de prensa –sus comunicados y estrategias acusan severos
yerros--, un día y otro también atiende a las tareas presidenciales.
Ayer, por citar una muestra, instruyó
la divulgación de un comunicado en que sostiene que “La iniciativa del
Ejecutivo federal sobre justicia cotidiana es un paso necesario en la reforma
del sistema de justicia”.
Se refiere a esta iniciativa del
presidente Enrique Peña Nieto, enviada la semana pasada al Congreso de la
Unión, sobre justicia cotidiana que garantiza el acceso efectivo y expedito a
la justicia.
Dijo Manlio que se trata de una reforma
que tendrá un amplio impacto en la vida cotidiana de la población y que unifica
los mecanismos y procedimientos de impartición de justicia en todo el país.
Y sostuvo que el PRI apoya plenamente
esta reforma en el ámbito de la justicia civil, mercantil, familiar, laboral y
administrativa, “ya que garantizará el ejercicio de los derechos de las personas
de manera efectiva y eficaz y la sanción de la impunidad”.
¿Por qué no desplegó la oficina de
Eduardo Sánchez una campaña directa de esta iniciativa de su jefe, el
Presidente de la República? ¿No sabe? ¿Y los asesores? ¿Deja el cargo? Bueno,
bueno, ahí está Manlio. Digo.
LUNES. Javier Corral puede dar un susto
al PRI en Chihuahua. Aún hay tiempo, jóvenes tricolores. Conste.
sanchezlimon@gmail.com
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@msanchezlimon
Vanguardia en línea
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