►La Orden
Mexicana entregada tiene el propósito de reconocer los servicios prominentes
prestados al país o a la humanidad; entre los 158 ejecutados en Arabia, con la
autorización del rey, se encontraban manifestantes y opositores al gobierno
REPORTE ESPECIAL ► El domingo 17 de enero el presidente Enrique
Peña Nieto entregó en Arabia Saudita la Orden Mexicana del Águila Azteca,
máximo galardón que otorga el gobierno a extranjeros, al rey Salman bin
Abdulaziz Al-Saud, quien dos semanas antes aprobó la ejecución de 47 personas
por cargos de terrorismo y protestas.
La ejecución de los 47 reos, entre ellos el
clérigo chií Nimr Baquir al-Nimr, provocó la ruptura de relaciones de Irán y
Bahréin con Arabia Saudita, y diarios internacionales como el New York Times
han criticado los “horrendos castigos” que aplica el reino contra blogueros o
manifestantes opositores.
Pero la Secretaría de Relaciones Exteriores
(SRE) consideró que “es propósito del Gobierno
de los Estados Unidos Mexicanos reconocer al Custodio de las Dos Santas
Mezquitas, Rey Salman bin Abdulaziz Al-Saud, Rey de Arabia Saudita, por su
valioso interés y notable voluntad para fortalecer las buenas relaciones entre
México y Arabia Saudita”, de acuerdo con el Diario Oficial de la Federación del
viernes 15 de enero.
La Orden Mexicana del Águila Azteca se
entrega para “reconocer los servicios prominentes prestados a la Nación
Mexicana o a la humanidad, y para corresponder a las distinciones de que sean
objeto los servidores públicos mexicanos”, recordó la SRE al publicar el
acuerdo por el que se otorgaría la distinción al rey saudí el domingo 17.
Esa noche Peña Nieto y Salman bin
Abdulaziz se reunieron en la capital
saudita, Riad, para conversar sobre las relaciones bilaterales de cooperación
entre los países. En dicha sesión el rey entregó al mandatario mexicano la
Medalla Rey Abdulaziz y el presidente condecoró al monarca con la Orden
Mexicana del Águila Azteca, informó la Agencia de Prensa Saudita (SPA).
“Por lo visto, nadie informó al Presidente
que condecorar al rey saudita era premiar a un violador de los derechos
humanos“, publicó La Jornada en su Rayuela de este martes.
El 2 de enero fueron ejecutadas 47 condenados
en octubre por el rey Salman. Entre las personas ejecutadas estaban Nimr Baquir
al-Nimr, líder chií que encabezó el
movimiento de la Primavera Árabe, y
Faris al- Zahri, figura destacada de Al- Qaeda, ambos condenados por sedición
desobediencia y posesión de armas.
Las ejecuciones generaron protestas en Arabia
Saudita, Irán, Pakistán y Yemen, y el secretario General de las Naciones
Unidas, Ban Ki Moon, mencionó que se encontraba “fuertemente consternado” por
las ejecuciones.
De acuerdo con Human Rights Watch, las
ejecuciones en Arabia Saudita suman 158 en un año, la cifra más larga desde
1995.
El sistema legal de Arabia Saudita coloca al
rey como última instancia en la toma de
decisiones de casos civiles y criminales. Al respecto, comentó The New York
Times en su editorial del 14 de diciembre
de 2015 que “es vergonzoso que las
democracias que consideran a Arabia Saudita un aliado valioso se muestren
silenciosos frente a terribles excesos“.
El presidente de la Corte de Quejas, Khalid
bin Mohammed Al-Yousef, justificó y defendió la ejecución de presos citando un
verso del Corán que “claramente ordena la ejecución o crucifixión o amputación
de manos y piernas o exiliar a cualquiera que cometa subversión, asesinato o
corrupción”, de acuerdo con la Agencia de Prensa Saudí.
Fuente: Agencias
Enero/24/2016
www.libertadguerrero.net
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