ESTRICTAMENTE
PERSONAL
•Ayotzinapa: "Los
Rojos" y la guerrilla
[Por Raymundo Riva Palacio]
Las autoridades
federales establecieron dos posiciones que parecen contradictorias pero no lo
son, y que al mismo tiempo ubican en su tiempo y espacio a la normal rural de
Ayotzinapa y a la desaparición de 43 de sus jóvenes estudiantes en Iguala. El
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmó que investigan la
penetración de grupos delictivos en esa escuela, mientras que el subprocurador
de Derechos Humanos, Omar Betanzos, aseguró que no hay evidencias de esos
vínculos en la desaparición de los normalistas el 26 de septiembre de 2014.
La hipótesis de
grupos delictivos infiltrados en el grupo de normalistas tiene como autor
intelectual a Víctor Hugo Palacios Benítez, apodado El Tilo, jefe
de plaza de Guerreros Unidos en Iguala. En este espacio se
publicó en mayo que la primera pista de la infiltración de Los
Rojosen la normal de Ayotzinapa la aportó Sidronio Casarrubias, el jefe
deGuerreros Unidos capturado el 16 de octubre del año pasado en el
Estado de México, quien declaró que entre los más de 50 normalistas que fueron
a Iguala, iban 17 jóvenes miembros de una célula del grupo criminal de Los
Rojos, cuya principal misión era asesinar a Benítez Palacios.
El Tilo es uno de los
propietarios del autolavado “Los Peques”, en Iguala, utilizado para ejecutar a
sus rivales o víctimas de extorsión, y que siguió operando criminalmente hasta
al menos abril pasado, cuando un argentino, socio de la minera canadiense Media
Luna, fue ejecutado en su interior. El Tilo es el único de los
cinco hermanos Benítez Palacios identificados por las autoridades como Los
Peques que participaron en la desaparición de los normalistas, que
está prófugo. De acuerdo con la investigación de la PGR, él originó la
confusión que permeó la investigación y dio lugar a varias de sus
contradicciones.
Algunos miembros de Guerreros
Unidos, involucrados en el crimen, se refirieron desde el principio a El
Tilo como la persona que dijo que había una célula de Los
Rojos en el grupo de estudiantes. De acuerdo con la investigación,
reportó a sus jefes que esa célula había intentado asesinarlo en un ataque en
el autolavado, y que había causado heridas en una empleada. Quien refirió esta
información a la PGR fue Casarrubias, y el exprocurador Jesús Murillo Karam la
tomó como un hecho cierto, pese a que otros testimonios de jefes de Guerreros
Unidosdesmentían lo dicho por El Tilo.
Casarrubias detalló
que la orden de matar a los jóvenes había sido dada a la célula de Los
Rojos, por Santiago Mazari Hernández, sobrino de Alfonso
Miranda, exdiputado del PT en el Congreso de Morelos, y jefe de plaza en
Amacuzac. Nunca se aclaró de dónde sacó Casarrubias esa conclusión, ni los
motivos de Murillo Karam para creerle. No obstante, el gobierno sabía que Los
Rojos controlaban Chilpancingo y tenían vinculaciones con el ERPI,
algunos de cuyos miembros están relacionados con el tráfico de opio, el
principal cultivo en esa zona de la Tierra Caliente guerrerense. Información
recabada en su momento por Murillo Karam sugería que en uno de los autobuses
secuestrados por los normalistas,llevaban un cargamento de heroína y quizás
hasta dos cuerpos, con el propósito de “calentar la plaza”.
Esa información nunca
hubiera tomado carta de identidad de haberse atendido el peritaje que realizó
la Fiscalía de Guerrero en las primeras 48 horas de la desaparición. La
Fiscalía determinó que un quinto camión, el número 3278 de la empresa Ecoter,
donde de acuerdo con el grupo de expertos de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, presuntamente iba un cargamento de heroína, en realidad no
llevaba nada. Pero el hecho que no haya evidencia de penetración criminal en el
grupo de normalistas desaparecidos, no significa que dentro de la normal de
Ayotzinapa no existiera tal infiltración, que es a lo que se refirió Osorio
Chong.
La infiltración
criminal en Ayotzinapa es un tema que resurgió esta semana con la difusión en Milenio de
una grabación entre el líder de los estudiantes de Ayotzinapa, Omar Vázquez
Arellano, y un sujeto no identificado. En ella, el segundo sujeto le informa
que la banda criminal conocida como Los Ardillos habían
tratado de secuestrar a cuatro normalistas, presuntamente vinculados con Los
Rojos. En la conversación identifica como la fuente de esa información a
“el compañero Botas”, quien es Luis Alberto Hernández Martínez,
hermano de Miguel Ángel Hernández Martínez, El Botitas,
uno de los 43 desaparecidos en Iguala. Por su parte, el hermano de Vázquez
Arellano, Israel, desapareció en Chilpancingo en noviembre de 2013.
La difusión de esa
grabación ratificó la conflictividad existente en Guerrero, y colocó a la
normal de Ayotzinapa a la defensiva. ¿Qué hay realmente detrás? Habría que
retomar el comunicado del ERPI difundido en octubre del año pasado cuando da a
conocer los nombres de los principales jefes de Guerreros Unidos y
sus redes de protección institucional. Hay nombres que en ese momento no
estaban en el radar del gobierno, y que surgirían como piezas claves en la
desaparición de los normalistas tiempo después. ¿Por qué el ERPI reaccionó de
esa manera y los denunció? Hace 11 meses se publicó en este espacio que
dirigentes sociales, magisteriales y abogados que respaldaban a la normal de
Ayotzinapa, eran miembros o simpatizantes de
esa guerrilla. Las razones, desde hace tiempo, eran públicas, pero el gobierno
no había querido ventilarlas como ahora sí lo hizo.
Twitter: @rivapa
[Usted acaba de leer un
artículo de opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.]
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