
POLIXTEPEC ► Un
comando armado presuntamente del crimen organizado atacó con ráfagas de alto
poder y granadas a esta comunidad perteneciente al municipio de Leonardo Bravo,
en la Sierra de Filo Mayor, masacrando y calcinando dentro de su vivienda a una
madre y a tres de sus hijos -una mujer, un joven y un adolescente-.
El ataque se registró a
las 11:00 de la noche de este domingo, pero fue hasta cerca de las 4:00 de la
tarde de este lunes que llegaron hasta Polixtepec los elementos de la Policía
del Estado, peritos de la Fiscalía General de Justicia, Ministerio Público y
Servicio Médico Forense. Casi 17 horas después de la masacre, sólo para realizar
las diligencias y tomar nota de lo ocurrido.
Dos viviendas vecinas a
la de la familia atacada también fueron incendiadas, sin que se reportaran
víctimas. Se presume que estaban vacías.
Polixtepec empieza a
quedarse solo. De los 200 habitantes que había, únicamente quedan diez
familias.
Hay pleno desamparo,
vacío de autoridad, sin maestros, sin médicos y mucho menos seguridad, sobre
todo después de que el 6 de noviembre pasado se enfrentaron policías ciudadanos
de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) con
miembros de una presunta banda criminal, con saldo de tres muertos y seis
heridos.

La confrontación fue a
consecuencia de la anterior ejecución –dos días antes- del comisario y
secretario de esa localidad, Joaquín Romero Ríos y su secretario Víctor
González Luna, en el punto conocido como Puentecillas.
Masacre anunciada
En la acción de ayer
domingo, fueron masacradas con armas de alto poder, granadas, incendiada su
casa y calcinados sus cuerpos, la madre de familia Cristina Barragán, de 45
años, y sus hijos Gloria Barragán Vega, de 23 años, Adán Barragán Vega, de 18 e
Israel Barragán Vega, de 16.
Dos casas adyacentes
fueron quemadas y en una, aún con techo, fue encontrada una granada de fragmentación
que no hizo explosión.
Los restos de las
víctimas fueron sacados por sus familiares y llevados a una de las pocas
viviendas que quedan en el pueblo, donde los velarán y posteriormente
sepultarán.

El pasado lunes 16 de
noviembre en Chilpancingo, el gobernador Héctor Astudillo Flores, tras una
protesta de pobladores de decenas de pueblos serranos que llegaron en caravana
a la capital, se comprometió a enviar a la Sierra a cinco grupos compuestos con
35 elementos de la Marina, policías federales, del Estado y ministeriales,
“para atender los problemas de inseguridad que tuvieran ustedes”, les dijo el
mandatario.
La protesta de ese lunes
se dio porque elementos del Ejército Mexicano desarmaron y detuvieron a unos 60
policías ciudadanos de la Unión de los Pueblos y Organizaciones del Estado de
Guerrero (UPOEG), lo que provocó que otros 15 elementos, para evadir esa
acción, huyeran entre los cerros y después fueran emboscados por un comando
armado, lo que dejó 4 camionetas incendiadas y otras abandonadas, un muerto
-Heriberto Maldonado Ramírez- y hasta el momento un desaparecido, Gilberto
Chilapa de León, originario de Acahuizotla, municipio de Chilpancingo, donde
ayer cerraron cuatro carcamos de abastecimiento de agua que surten a la
capital, en exigencia de que sea buscado y aparezca con vida.
(www.agenciairza.com)
Por Fabián Trigo | IRZA
Noviembre/23/2015
www.libertadguerrero.net
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