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En el área de las rancherías El Verano y El Limón, efectivos especiales
de la Marina persiguieron al líder del cártel de Sinaloa y a sus cómplices;
hallaron dos terrenos para el aterrizaje de aeronaves
ZONA DEL TRIÁNGULO DORADO ► Una zona muy remota, a ocho horas de brechas
desde la cabecera municipal de Tamazula, o a cuatro a partir de la cabecera
municipal de Cosalá, en la sierra donde convergen Durango y Sinaloa, en el
llamado Triángulo Dorado de la droga
(Chihuahua, Durango y Sinaloa) es donde Joaquín El Chapo Guzmán estuvo a punto de ser capturado hace poco más de
una semana. Aquí, al huir, el prófugo resultó herido en el rostro y una pierna,
ya que descendió abruptamente por una barranca, de acuerdo con lo que aseguran
funcionarios del gabinete de seguridad del gobierno federal.
En él área de El Verano y
El Limón (donde se concentraron los operativos federales), dos rancherías
ubicadas en cañadas rodeadas de montes con vegetación abundante, separadas por
kilómetros de barrancas, efectivos de cuerpos especiales de la Marina
persiguieron al líder del cártel de Sinaloa y un número indeterminados de
hombres que lo acompañaban en vehículos todo terreno, cuatrimotos y hasta
mulas, confirmó este diario.
En la punta de dos
cerros, uno próximo a El Verano, y otro a El Limón, los marinos hallaron dos
pequeñas pistas clandestinas de tierra, una de las cuales habría sido usada por
el capo para aterrizar en avioneta cuando voló desde San Juan del Río,
Querétaro, una vez que se fugó del penal del Altiplano en el Estado de México.
Son pequeños espacios de unos 200 metros de terreno irregular a los que se
accede sólo a pie y en los cuales sólo pueden aterrizar pilotos muy diestros,
según oficiales de la Marina consultados.
Después de constantes
vuelos de avionetas y aeronaves no tripuladas (drones) sobre ambas poblaciones
grupos de tropas descendieron a rapel desde helicópteros y revisaron varias
casas y campamentos rudimentarios en donde hallaron ropa, medicamentos y
equipos de comunicación radial y satelital. El
Chapo había huido de nuevo.
La Marina ha confirmado a
este diario que desde la semana pasada hubo al menos dos enfrentamientos, dos
intercambios de disparos desde tierra (los criminales) y desde el aire (los
marinos) pero sin bajas de ningún lado, ya que ambos episodios ocurrieron por
la noche. Fue posteriormente a estos intercambios cuando los efectivos bajaron
a tierra y recorrieron los lugares.
A consecuencia de los
operativos federales y de las operaciones del líder del cártel de Sinaloa, 600
personas (con 250 jefes de familia al frente, ya sean hombres o mujeres)
procedentes del municipio de Tamazula, Durango, se han refugiado en la cabecera
de Cosalá, confirmó en entrevista con reporteros del diario Milenio, el
presidente municipal de este último lugar, Samuel Lizárraga.
Los desplazados radican
en 16 pequeñas comunidades de la zona, de acuerdo con el listado que recabó
este diario entre los desplazados y con información del gobierno municipal. Se
trata de El Limón, El Verano, El Águila, La Sierrita, La Lagunita, La Borrega,
Rancho Viejo, Rancho Las Carreras, Jacale, La Piedrosa (o Las Piedrosas), La
Lima, Los Limones, Los Remedios, La Calera, La Iguana, y El Sauce Viejo.
Las brechas para llegar a
la zona de conflicto son de muy difícil acceso. Entre Cosalá y El Verano sólo
hay 50 kilómetros pero el recorrido lleva cuatro horas. Sólo pasan vehículos
4x4. El sendero está roto en dos tramos que son cruzados por dos ríos, uno de
los cuales tiene alrededor de 100 metros de caudal. El área está desierta, las
casas abandonadas, los animales deambulan solitarios por todos lados. Algunos
cerdos, por la ausencia de sus dueños que se extienda ya a una semana y media,
han muerto.
Antes de reunirse con el
presidente municipal de Cosalá para pedirle ayuda, una mujer con dos niñas, una
de brazos, que recién llegaba del área de Rancho Viejo contaba que los
helicópteros de la Marina volaban día y noche: "Nos asustamos y nos
salimos. Los niños a gritar y llorar de miedo. Los marinos no nos molestaron
pero queremos regresar a ver cómo quedó todo".
Samuel Lizárraga, alcalde
de Cosalá, explicó que desde el viernes por la noche de la semana antepasada
recibieron a los primeros desplazados y a través del DIF municipal organizaron
un albergue permanente que no fue necesario utilizar ya que la mayoría de la
gente serrana tiene familiares en este lugar.
"La gran mayoría
llegó a pie. Los que llegaron en carros son los que están en las zonas más
próximas a Cosalá. Hubo quienes duraron cuatro o cinco días en llegar. Llegaron
con días sin comer, deshidratados, cansados. Les dimos primeros auxilios
cobijas, colchonetas y despensas", comentó el alcalde priista.
La gente que acude al DIF
para recibir ayuda cada día tiene miradas de espanto. Tardan horas para que
tomen confianza y hablen. Lo mismo ha percibido el alcalde. A los marinos sí
los mencionan, pero de los criminales nada dicen.
"Mira, su
comunicación ha sido muy parca, muy limitada. Les dimos ayuda sicológica en el
caso de los que lo requerían. Están en un estado de nervios y de mucha angustia
algunos de ellos. Ellos dicen que tuvieron que salir por problemas que tuvieron
de invasión de sus terrenos y de sus casas por personal de la Marina. Eso es lo
que aducen ellos, no alcanzan a entender que están haciendo su trabajo con los
operativos. Es muy difícil que entiendan eso".
El alcalde asegura que la
gente serrana del área de conflicto no ha sido cooptada por criminales y que no
forman parte de la llamada base social del narco. Eso sí, toda la gente con la
que se platica en el lugar acepta que jóvenes de Cosalá, muchos de ellos, sobre
todo los que tienen fuertes raíces campesinas, una vez que concluyen su
secundaria emigran cada año a las zonas serranas para sembrar estupefacientes
durante tres meses, donde les pagan no menos de 200 pesos diarios, alrededor de
20 mil pesos por temporada, "suficiente" para gente acostumbrada a
vivir de autoconsumo y programas sociales, según explican.
Los hombres también
trabajan en la minería (oro, plata y zinc) y en el turismo ya que Cosalá es un
Pueblo Mágico con 18 mil habitantes.
En el refugio del DIF un
matrimonio joven con dos hijos muestra raspones y pequeños golpes por su andar
en el camino. Y sobre todo, muestra tímidamente los pies en huaraches que están
lastimados.
"Empezó el
helicóptero a andar arriba de las casas, casi nos tumbaban las láminas de los techos.
El jueves corrimos por el monte con los niños. Pasando agua, arroyos, sin
comer. No dormimos toda la noche del jueves, estábamos escondidos, y el viernes
en la mañanita salimos. Teníamos miedo. Estábamos llorando".
Ninguno de los
desplazados acusa a los marinos de golpearlos o robarles, pero varios refieren
que hicieron disparos desde el aire, cosa que la Marina ha negado. No hay
denuncias por heridos ni muertos o desaparecidos hasta el momento. Del otro
lado, todos niegan que en esa zona haya criminales, o que sea área de amapola,
mariguana o laboratorios. Lo de las pistas, eso sí lo aceptan. Unos dicen que
ni se acercan a éstas cuando descienden avionetas
Pa' qué, oiga —comenta un
viejito.
Fuente: Milenio
Octubre/19/2015
www.libertadguerrero.net
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