ATOYAC DE ÁLVAREZ ► Por negligencia médica, fueron denunciados
formalmente por el abuelo de un menor fallecido, trabajadores del hospital
general ubicado en ciudad Renacimiento, en el municipio de Acapulco.
Se trata del señor Cándido
Nava Téllez, poblador de la colonia Buena Vista en este municipio de Atoyac, quien
denunció también por negligencia médica a los doctores del hospital general
Juventino Rodríguez García de Atoyac.
Dijo que éstos
complicaron el estado de salud de su nieto Uriel Nava Mora hasta que murió en
los primeros días del pasado mes agosto, en el nosocomio de ciudad Renacimiento
en Acapulco.
Detalló que ya interpuso
una denuncia penal ante la Fiscalía General del Estado (FGE) con el número
121406401001452230815, en contra de los doctores Diana Hernández Nogueda, Omar
Díaz Trujillo, Elizbheydi Santiago Nogueda, Abelardo Sotelo Ponce, Eruviel
Laurel Arredondo y Crispín Pérez Demetrio.
También dijo que denunció
a las enfermeras Jazmín Maldonado García, Ana Luisa Gómez Martínez, Guadalupe
Iturbide Pérez, Amelia Pino Santiago y Senoria López Abarca, por lo que pidió a
las autoridades que se investigue lo más pronto posible y a fondo el fallecimiento
de su nieto de seis años de edad ocurrido hace casi dos meses.
Entrevistado en esta
ciudad, contó que su nieto ingresó al centro de salud La Parota con un
diagnóstico de infección estomacal, y posteriormente fue trasladado al hospital
general, donde le fue confirmada la infección por lombrices de acuerdo a los
resultados de un ultrasonido hecho en un laboratorio particular.
“Llegamos a las 4 de la
tarde al hospital. Lo atendió un pediatra y una doctora de apellido Santiago,
quienes le aplicaron un suero con medicamento, y aseguraron que no era algo
grave, que estaba estable”, agregó.
Al paso de los minutos,
dijo, el pediatra dio instrucciones para que se le inyectara un medicamento
para deshacer las lombrices y deshacer los gases retenidos.
Narró que fue dado de
alta sin que el pediatra lo valorara antes; sólo lo revisó la doctora, pero que
él, cuando ingresó a ver a su nieto, notó que se comenzó a hinchar de la cara,
por lo que llamó de inmediato a la doctora, quien le respondió que eran una
“reacción normal”.
El mal estado físico del
menor era evidente, prosiguió, y fue entonces cuando la doctora, desesperada,
optó por indicar que había que trasladar al niño a Acapulco, lo entubaron
tumbándole dos dientes, y le lastimaron partes de su cara. Para el viaje el
abuelo tuvo que contratar una ambulancia y comprar un tanque de oxígeno.
Por Alberto Solís Loeza
Septiembre/29/2015
www.libertadguerrero.net


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