ALMOLOYA, EDOMEX ► Hasta
hace poco más de un año, en el lugar donde hoy se encuentra la casa en la que
desemboca el sofisticado túnel por el que presuntamente se escapó el
narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán, no había nada más que
hierba. Eso dicen los vecinos de la zona, que coinciden al asegurar que en el
verano de 2014, sólo unos meses después de la captura del capo, alguien compró
el predio y levantó la casa con gran rapidez.
El domingo, 12 horas
después de la fuga, ninguno de los vecinos con los que habló The Associated
Press había sido interrogado por las autoridades.
Tres personas de
distintas viviendas —todas cercanas a la que escondía el túnel— y que hablaron
con la AP a condición de mantener el anonimato, también mencionaron que una
furgoneta blanca iba y venía del inmueble a menudo, y que esa gente
"emparejó" (allanó) el camino de terracería, pero ninguno pensaría
que el famoso narcotraficante pasara tan cerca.
Una de esas personas dijo
que su hijo trabajó de albañil en la construcción de la casa, que recibió buena
paga por ello y que el edificio se hizo en sólo tres meses. La mujer, como los
demás, se mostró extrañada de que por ahí escapara "El Chapo", pero
ella fue la única que mostró ciertas sospechas hacia los nuevos vecinos, ya que
el hombre que conducía la furgoneta blanca y que pasaba a menudo frente a su
casa nunca le causó buena impresión.
La casa del túnel es una
construcción con una parte que asemeja una vivienda de un solo piso y ventanas,
mientras que la otra parte es de mayor altura —como si fuera un almacén o
bodega. Los ranchos más cercanos, de apariencia similar, se encuentran a unos
300 metros y son habitados por granjeros y campesinos.
La prensa no tuvo acceso
al interior de la propiedad, pero en unas fotografías divulgadas por la
fiscalía general se logra apreciar la salida del túnel —un pequeño agujero
rectangular con unas escaleras_, un espacio amplio con ropa usada y calzado
tirados por el suelo, así como una pequeña cocineta.
El inmueble se encuentra
en la colonia Santa Juana, municipio de Almoloya, a 100 kilómetros al oeste de
la Ciudad de México, y a 1,5 kilómetros del penal de máxima seguridad del
Altiplano, que se divisa a la perfección desde la pequeña loma en la que se
levanta, y a unos tres kilómetros de una base militar el Octavo Regimiento
Motorizado del Ejército —situado en dirección contraria a la prisión y formando
un triángulo con ella y la casa del túnel.
Uno de los rancheros dijo
que a los nuevos dueños no se les veía mucho, pero llegó a coincidir con un
hombre y una mujer, aparentemente un matrimonio, que eran muy educados.
"Un día llegaron mis
vacas hasta la casa pero yo no vi nada raro", declaró el hombre de 74
años, cuyas tierras se encuentran a un lado de la casa del túnel, por otro lado
limitan con el canal que bordea el penal, y por un tercer lado con un terreno
federal militar.
Su hijo, un trabajador de
una cadena de repuestos de coche y que acompaña a su padre los fines de semana,
admitió haber escuchado la llegada de un helicóptero sobre las 9:30 o 10:00 de
la noche, pero que no le sorprendió hasta que se comenzaron a escuchar jaleos
de las patrullas, ya que a menudo aterrizan helicópteros en la prisión o en la
zona militar.
"No quisimos ni
asomarnos", dijo el hombre mientras cuidaba sus caballos.
La única persona que
afirmó haber visto algo sospechoso fue la madre del albañil, un joven de 20
años que ahora vive en la Ciudad de México. Ella habla de dos diferentes propietarios:
El primero un señor de unos 70 años que dirigió la construcción, y de un hombre
más joven y gordo que conducía la furgoneta blanca.
"Debió costar
muchísimo dinero porque son unas cinco hectáreas", señaló. "Al ver
pasar a los trabajadores mi hijo les preguntó si tenían chamba (trabajo) le
dijeron que sí y eso hizo, le pagaban bien. Eran como unas 12 personas las que
construyeron la casa. Yo pensé preparar tortas para írselas a vender a los
albañiles y así me sacaba algo, pero mi hijo dijo que no hacía falta".
Su hijo le comentó
posteriormente que ya no le darían empleo porque el anciano había vendido la
casa y el nuevo dueño traía a sus propios trabajadores, añadió la mujer. Ella
fue la única persona que dijo haber visto una "máquina amarilla, como una
excavadora". El resto de los vecinos sólo afirmaron que cuando se empezó a
levantar la casa vieron un camión con material de construcción.
La mujer agregó que
"el gordo" solía ir con dos o tres personas que parecían trabajadores
y que la semana pasada, cuando "estuvieron echando tierra al camino",
notó que uno de sus acompañantes, que viajaba en la parte trasera de la
camioneta, traía "los brazos llenos de lodo".
Un tercer ranchero, de
una vivienda un poco más alejada, coincidió en las fechas en las que se
construyó la casa y señaló que los vecinos decían que eran personas que
llegaron de Guerrero, si bien reconoció que él nunca habló personalmente con
ellas.
La zona cercana a la
prisión es un área muy tranquila por la que se sale a una carretera que por un
lado permite llegar a Zitácuaro, en el estado occidental de Michoacán, y por el
otro a, Valle de Bravo, en el Estado de México y se enlaza con la carretera de
Morelia, Michoacán, y Guadalajara, Jalisco.
Todos los caminos que
llegan a la casa desde la que supuestamente se ideó la fuga son de terracería.
Por ellos tuvieron que trasladar todos los elementos necesarios para elaborar
una obra de ingeniería como la que describió el comisionado nacional de
seguridad Monte Alejandro Rubido: Un túnel con tuberías de PVC al que se
accedía por unas escaleras de la celda de máxima seguridad de "El
Chapo" y que no sólo contaba con iluminación, sino con una "motoneta
con raíles" supuestamente utilizada para sacar la tierra.
Por esos caminos de
terracería también tuvo que salir supuestamente el famoso capo, aunque nadie
vio, oyó ni quiere decir nada más.
Fuente: AP
Julio/14/2015
www.libertadguerrero.net
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