• Guerrero:
¿Avance o retroceso?
[ Por Rafael Aréstegui Ruiz ]
A una semana de que se lleve a cabo una cita electoral extremadamente complicada,
cabe preguntarse si estas elecciones traerán como saldo un avance para la
democracia y el desarrollo del estado, o por lo contrario, un grave retroceso
en la vida política y social del mismo, para responder a esa pregunta, se requiere
al menos considerar dos de las cinco dificultades de las que hablaba Bertolt
Bretch, para quién escribe la verdad: la inteligencia para descubrirla y el
valor de decirla.
La respuesta debe darse dentro del contexto
nacional, porque el federalismo mexicano es más un mito que una realidad, el
centralismo se expresa e en la forma en que se asigna el presupuesto, el
gobierno federal se reserva alrededor del 70 por ciento, destinando un 20 por
ciento de ese reducido presupuesto a los estados y finalmente solo el 10 a los
municipios, de tal manera que el rumbo económico de él país y de cada estado lo
decide el ejecutivo federal, es decir el presidente en turno, por vía de su
empleado: el secretario de hacienda, así ha sido durante los más de setenta
años que gobernó el PRI, la docena trágica que gobernó el PAN y la brutal
ofensiva neoliberal que el actual régimen del presidencialismo autoritario de
Peña Nieto, ha aplicado en contra de la economía popular y a favor del
imperialismo y los poderes fácticos.
Aunado a ello, el gobierno federal ha
castigado a los gobiernos estatales de oposición reduciéndoles el presupuesto,
por lo que el mérito que ha tenido la ciudad de México gobernada por el PRD
desde hace 15 años, es el de hacer más con menos, a la fecha sigue pendiente
reconocerle a DF el rango de entidad federativa y contar con su propia
constitución.
En lo económico, este modelo neoliberal se
estableció hace 40 años y ha significado que solo 25 familias concentren
el 70 por ciento del país, viendo crecer
sus capitales en más del mil %,
aportando menos del 10% del PIB, mientras el 90 % de la población ha
visto decrecer sus ingresos en más del 70 % en el mismo período, arrojando una
desigualdad económica y social mayor que la que se vivió en el porfiriato.
La guerra al crimen organizado de Calderón
continúa con Peña Nieto, pero es una gran farsa, ¿puede el narcotráfico
controlar un territorio, sin protección oficial del más alto nivel? ¿Acaso no
tenía José Luis Abarca acuerdos con el ejército que le donó el terreno de la
plaza de los tamarindos? Las divisas que ingresan por este negocio ilícito son
ya mayores que las remesas de los braceros y no son intervenidas por el
gobierno federal.
En lo político, la lucha contra la oligarquía
no ha cesado, no olvidemos que 1988 fue el año en que se venció al partido de
estado, las elecciones las organizaba la Secretaría de Gobernación y la
oposición era testimonial, se llevó a cabo una reforma electoral que dio inicio
a un lento proceso de democratización que aún hoy es totalmente insuficiente,
la lucha por elecciones libres fue larga y difícil, la izquierda puso las movilizaciones,
la sangre y los muertos y la derecha lo capitalizó, la alternancia que llegó al
país, favoreció a las fuerzas de derecha, pero por errores de la izquierda,
desde entonces la estrategia del poder real ha sido sencilla: Divide y
vencerás, y las fuerzas autodefinidas de izquierda, han caído en la trampa,
formando partidos minoritarios que se disputan las franquicias electorales y
los pequeños reductos de oposición, se carece de vocación de poder y la mayor
parte de los antes luchadores sociales, le dan mayor prioridad a la primera
regiduría antes que a la conquista de los ayuntamientos, las dirigencias de los
partidos se han convertido en parte de las élites políticas que vía acuerdos
han propiciado una partidocracia, que niega la esencia de la vida democrática.
Los gobernadores se han convertido en
virreyes y “el pacto por México” fue burlado por Peña Nieto para doblegar al
PRD y lograr que avalará las reformas que cedieron soberanía, propician la
concentración mayor del capital y
cedieron los recursos energéticos, aún hoy amenazan con privatizar el agua.
En ese contexto nacional, debemos entender
que si bien Guerrero, ha sido gobernado en dos ocasiones por el PRD, sus
candidatos han sido prestados, el primero Zeferino Torreblanca proveniente de la
derecha panista y el segundo Ángel Aguirre, desecho de las pugnas
intercaciquiles del PRI, cuyo gobierno pasará a la historia como el gobierno
más corrupto del estado de Guerrero, a la fecha el PRD no ha hecho un deslinde
claro del cacique por considerar que su capital político le ayudará a conservar
la gubernatura.
El escenario se antoja muy complejo, un
sector muy alto de la población no asistirá a las urnas por apatía, otro no lo
hará por temor, pues se anuncia un boicot, por parte de sectores indignados y
con razón más que suficiente, porque a más de ocho meses del secuestro de los
estudiantes de Ayotzinapa, no se sabe su paradero y la verdad histórica del
gobierno federal, no hace otra cosa que encubrir la participación del gobierno
federal y del ejército en los hechos.
La apatía, el miedo, y la indignación son
tres factores que anuncian un alto abstencionismo, la guerra de las encuestas,
muestra una elección cerrada entre Beatriz Mojica del PRD y Héctor Astudillo
del PRI, responsable intelectual de la agresión a Guillermo Sánchez Nava de la cual nunca se recuperó; la candidatura
de Luis Walton carece de posibilidades de competir, como producto de la
desastrosa gestión que hizo en Acapulco, permitiendo una huelga de más de ocho meses que dejó sin policías al puerto,
hoy considerado el más inseguro del
mundo por falta de atención al problema de la seguridad y un manejo desaseado
de la asignación de obras, misma que dejó a los constructores de Guerrero sin
oportunidad de trabajar.
Así las cosas las elecciones serán una
contienda que se va a dirimir entre el voto duro de los dos partidos PRD y PRI,
el crimen organizado ha tomado partido por el abanderado priista y sus bandas
recorren barrios y pueblos amenazando a los ciudadanos con tomar represalias
sino votan por el PRI, la democracia despensera también se prepara, para entrar
en acción, miles de electrodomésticos están siendo obsequiados para obtener el
voto de los ciudadanos y se compran credenciales al por mayor por parte del
tricolor.
Soy fundador del PRD, estoy inconforme con el
rumbo de mi partido, estoy indignado por el pragmatismo que se vive en su seno,
pero a pesar de sus desviaciones de sus dirigentes y corrientes, no olvido
que construir una opción de izquierda capaz
de disputar el poder al PRI, costó sacrificios y vidas, la solución a los
problemas nacionales, requiere evitar caer en la trampa de la oligarquía, de
continuar divididos, la izquierda debe volver a sus orígenes que son: luchar
siempre con los marginados, con los indígenas que hoy defienden sus tierras
contra las mineras, con los normalistas que defienden la educación popular, con
los universitarios que defienden la universidad pública, con los jornaleros que
son los peor pagados del mundo y con los maestros que han sido estigmatizados
por las televisoras que embrutecen a la población.
Por todo ello se requiere evitar que el
estado de Guerrero vuelva a ser gobernado por el PRI, el pueblo es sabio y sabe
que la consigna de ni un voto al PRI, es correcta, pero más necesaria es:
ningún voto dividido, el voto digno del que habla Héctor Popoca debe ser un
VOTO POR BETY. Solo así se evitará regresar a los tiempos del pasado, a los
tiempos de Aguas Blancas y del Charco y facilitar el dominio de un PRI que ha
privatizado el petróleo, encarecido la gasolina, devaluado el peso y pretende
privatizar el agua.
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un artículo de opinión cuyo contenido refleja el punto de vista del autor.
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