CIUDAD DE MÉXICO ► Para la rectora de la Universidad del Claustro
de Sor Juana (UCSJ), Carmen Beatriz López-Portillo Romano, la investigación
sobre la autenticidad de los restos de la Décima Musa está terminada “hasta que
la ciencia avance y pueda desarrollar el método que disipe las mínimas dudas
que prevalecen al respecto”.
En entrevista
con Notimex, en el marco de la presentación del programa con el que la
institución conmemorará 320 años de la muerte de Sor Juana Inés de la Cruz
(1651-1695), López-Portillo aseveró que a la fecha, “existe el 99 por ciento de
seguridad sobre la autenticidad de los restos que tenemos como pertenecientes a
la escritora y monja jerónima”.
El 17 de
abril de 1695 a las cuatro de la mañana, en una de las celdas del convento que
ha sido acondicionado para ser sede de esa institución educativa, murió Sor
Juana. Tenía 46 años. “Para nosotros la investigación terminó, y desde mi
personal punto de vista, sí son los restos de Sor Juana, tanto por los datos
físicos como culturales”.
López-Portillo
añadió que los restos atribuidos a Sor Juana fueron descubiertos por el
antropólogo físico Arturo Romano Pacheco (1921-2015), en colaboración con la
doctora Teresa Jaen (1933-2014). “Él dirigió en 1974 los trabajos de excavación
en la iglesia del ex Convento de San Jerónimo, hoy Universidad del Claustro de
Sor Juana, los cuales concluyeron en 1981”.
Recordó que
en ese sitio se exploraron numerosos restos óseos de la época colonial, entre
los que merecen citarse los de la Décima Musa.
“La identificación
de estos restos se dio con base tanto en evidencias de tipo arqueológico como
en el propio estudio de todo el esqueleto, especialmente del cráneo, a través
de la aplicación de técnicas de antropología forense”, detalló.
Los trabajos
antropológicos en el ex convento tuvieron como fin localizar y exhumar los
restos de la comunidad monjil; mediante diversos estudios, los especialistas
determinaron algunos factores que ocasionaron el deceso de las religiosas, y lo
más importante: lograron identificar los restos de la insigne escritora
novohispana.
Las
excavaciones bioarqueológicas se efectuaron en tres etapas que culminaron en
1981. Durante esos años se llevaron a cabo diversas y prolongadas tareas, como
la investigación arqueológica, de consolidación, restitución, restauración
arquitectónica, de conservación y limpieza, así como análisis antropofísicos de
los restos humanos encontrados en el sitio.
En las
excavaciones realizadas en los coros alto y bajo se detectaron hasta seis
niveles de enterramientos cuyas fosas estaban distribuidas en seis filas y
siete hileras, dando un total de 42 fosas, de las cuales 19 estaban destruidas
por una pileta construida en los años 20 del siglo pasado, explicó la académica
y promotora cultural.
En su
estudio, los antropólogos señalaron que la mayoría de los entierros explorados
en el área del coro bajo presentaron claras evidencias de haber sido
amortajados.
También se
encontraron rastros de ramos y coronas de novicia como parte de su atuendo
funerario; entre los hallazgos óseos fueron localizados dos esqueletos con
algunas excepciones.
“El primero
pertenecía a una niña y el otro a una mujer adulta. Ambas enterradas con su
hábito de gala, no estaban amortajadas ni tenían presencia de corona o ramo en
el féretro, portaban un medallón de carey en forma oval y un rosario, caso
inusual si se le compara con el resto de las sepulturas. Por estas rasgos se
infiere su prestigio en la comunidad religiosa”.
López-Portillo
abundó que los principales estudios de antropología física forense que realizó
el maestro Romano fueron el análisis morfométrico del cráneo, así como el
estudio de los cambios y todas las características del esqueleto que
permitieron determinar la edad y sexo de los restos.
“Para
realizar el análisis comparativo del cráneo, el especialista empleó una técnica
de superposición a escala basándose en una pintura anónima localizada en el
convento de Santa Paula y San Jerónimo en España; resultó una correspondencia
en la forma y dimensiones del cráneo encontrado con la reproducción a escala
del retrato plasmado en la pintura”.
En cuanto al
estudio integral del esqueleto, el experto corroboró, mediante estudios de
antropología forense, la edad de los restos y confirmó que se trataba de una
mujer con el mismo número de años de la poeta jerónima al momento de fallecer.
“No hubo otra
monja en ese periodo que fuera tan notable como Sor Juana, por eso, para mí,
estamos ante Sor Juana Inés de la Cruz”, concluyó la académica, para luego, en
conferencia de prensa, dar a conocer los detalles de la conmemoración por 320
años de la muerte de la Décima Musa.
Como parte
del programa, que se desarrollará los días 16 y 17 de abril, destaca la
colocación de los restos atribuidos a la Décima Musa en un sitio especial
dentro del inmueble en el que ella vivió y creó su literatura.
Además, la
lectura de la “Oración fúnebre a Sor Juana Inés de la Cruz”, que Octavio Paz
escribió y leyó cuando se cumplieron 300 años de la muerte de Sor Juana; la
cancelación de una estampilla postal alusiva; un recital de música virreinal, y
la reinauguración de la Celda Contemporánea.
Fuente: Notimex
Abril/14/2015
www.libertadguerrero.net
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