KENIA ► La aviación keniana ha bombardeado este lunes
dos campos de lamilicia terrorista Al Shabab en Somalia, según ha indicado
el portavoz del Ejército David Obonyo. Las bases, situadas en la región de
Gedo, eran utilizadas por el grupo para lanzar operaciones a Kenia, según
Obonyo. “Los bombardeos forman parte del compromiso continuo contra Al Shabab”,
ha añadido. No se ha detallado si hubo bajas entre los combatientes
integristas.
Esta ofensiva
aérea es solo la última de una serie de operaciones en Somalia del Ejército
keniano, con tropas desplegadas en el país vecino desde 2011. Entró entonces en
territorio somalí con una operación —Proteger a la Nación— luego absorbida por
la misión comandada por la Unión Africana (AMISOM).
La
intervención de Kenia en Somalia ha sido considerada por la milicia Al Shabab,
vinculada a Al Qaeda, como una declaración de guerra, con la que ha justificado
decenas de ataques en los últimos cinco años.
Al Shabab
insistió de nuevo el sábado, tras el ataque en el campus universitario de
Garissa que dejó al menos 148 muertos, que el territorio keniano no gozaría de
seguridad “si no había seguridad en Somalia”.
La ofensiva
militar de Kenia en Somalia es criticada por algunos líderes de la oposición
kenianos —entre ellos el veterano político Raila Odinga—, sobre todo de la zona
del noreste, que es la región más afectada por los atentados y los ataques.
En el campus
de Yala reiteraron este sábado la petición al Gobierno de Uhuru Kenyatta de que
se retire de Somalia. Además, organizaciones internacionales han denunciado que
en los bombardeos aéreos como los de este lunes se producen a menudo bajas
civiles, entre ellos mujeres y niños.
Los temores
crecen también entre la numerosa comunidad somalí de Kenia —oficialmente son
casi dos millones y medio, pero se calcula que la cifra es mucho mayor teniendo
en cuenta a los no registrados—. En abril de 2014, el Gobierno lanzó una
operación (Uslama Watch) que, bajo el lema de luchar contra el terrorismo,
realizó “detenciones arbitrarias, malos tratos, extorsiones, traslados forzados
y expulsiones” entre la comunidad somalí del país, según denunció Amnistía
Internacional. Y el miedo a pagar el precio de la venganza en barrios con
presencia somalí como Eastleigh, en la capital, Nairobi, o en el este del país
crece después de ataques como el de Garissa.
Por Gemma Parellada | El País
Abril/06/2015
www.libertadguerrero.net
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