APUNTES DE UN VIEJO
LÉPERO
•Diputados
chinkungunya
[ Por Jeremías Marquines ]
Los diputados locales extrañan los tiempos cuando el gobernador le decía qué hacer o qué no hacer. Le llaman desprecio a la libertad de decidir por sí mismos qué es lo mejor para Guerrero.
Los diputados del Congreso de Guerrero
sufren de fiebre chikungunya. Sudan la calentura electoral y padecen dolores
reumáticos en sus bolsillos. Insensatos claman por el regreso de Ángel Aguirre,
el causante de que Guerrero sea una pesadilla ingobernable, el responsable, por
omisión, del caso Ayotzinapa. Los diputados chillan porque desde el Ejecutivo
ya no fluyen las órdenes, ni el dinero, por lo tanto, tampoco saben qué hacer
con su recién adquirida independencia. Quieren eso sí, negociar un bono
millonario para su retiro.
Acostumbrados al chantaje y la
verticalidad, los diputados locales de Guerrero, llaman “desprecio del
Ejecutivo” el que ya no intervenga en los asuntos de ese Congreso. Con la
llegada de Rogelio Ortega como gobernador interino, los diputados dejaron de
recibir órdenes y dinero a cambio de aprobar o desaprobar cualquier cosa. No
tienen pues, fuente de ingreso extra, a eso se debe su furia. Se duelen porque
ya no es como antes, cuando Ángel Aguirre les daba millones a cambio de su
lacayismo. Ninguno de los que ahora estigmatizan a Rogelio Ortega, dijo nada
para condenar la actuación de Ángel Aguirre y el enorme atraco al presupuesto
del estado. Ninguno lo ha señalado por el asunto de Iguala.
Inconscientes de la crisis de Guerrero,
sólo aportan más problemas por su falta de calidad moral y su insultante
ambición, ahora quieren aprovecharse de la ratificación o no del gobernante.
Buscar sacar tajada económica y tajada electoral, como en el caso de los
diputados del PRI y los del Movimiento Ciudadano. Acusan a Ortega de que no ha
hecho nada por resolver la crisis de ingobernabilidad, que no ha hecho nada por
buscar el diálogo con los padres de los normalistas desaparecidos y con los
maestros de la CETEG, de que no hace nada por atender la inseguridad, que no
hace nada por resolver los conflictos laborales, la pobreza ancestral, y el
chikungunya.
De todo eso se quejaron el martes 7 de
abril, en una sesión de ese Congreso donde desfilaron panistas, priístas y
seguidores de Luis Walton, incluso, el diputado Oliver Quiroz, uno de los más
flojos en rendimiento legislativo, pidió desde tribuna que la candidata del PRD
decline por su patrón. Así lo dijo desde la tribuna: “que Bety Mojica decline a
su favor, ya le demostramos que Walton puntea las encuestas”. De ese tamaño
moral son los señalamientos contra Ortega. Los del PRI, en voz de otro
flojonazo de nombre Héctor Apreza Patrón, también anatemizaron buscando tajada
electoral. Como si rebosaran pureza acusaron de imprudente el que Ortega haya
ido a Michoacán a acompañar al candidato del PRD, Silvano Aureoles. Como si
Peña Nieto no estuviera interviniendo en Guerrero, como si el PRI no usara las
delegaciones federales y el Plan Nuevo Guerrero para apoyar a Astudillo, como
si la compaña mediática por el helicóptero no estuviera pagada desde
presidencia.
Este señor Apreza, afirma incluso que
“hay un desánimo generalizado en su contra por el ´desprecio´ que Rogelio
Ortega muestra contra el Congreso local, sobre todo luego de declarar que tiene
las maletas listas para irse y que no comprará ni un voto para ser ratificado
en el cargo”. Al priísta, le parece desprecio la independencia legislativa.
Extraña los tiempos cuando sus gobernadores le decían qué hacer o qué no hacer.
Desprecio a la libertad de decidir por sí mismos qué es lo mejor para Guerrero.
Le ofende que Rogelio Ortega no esté temblando por la amenaza de que lo
ratifiquen o no. Apreza acusa el mal del “sinvergüenza honrado”, aquel que
chantajea pero luego cuando alguien lo descubre se hace el ofendido. A nadie
engañan con simular una decencia que no tienen. Todos han recibido dinero a
cambio aprobar o desaprobar algo. Ningún ciudadano les cree lo que dicen, ni
cree en su fingida respetabilidad. Para probarlo podemos ir a las encuestas,
pero sería muy aburrido.
Ahora bien, lo que esos diputados
fingen no ver, es que todas sus quejas infamantes las dijeron en una sesión
ordinaria del Congreso de Guerrero, Congreso que fue vandalizado varias veces
por normalistas, pero en lo que va de este año no ha vuelto a ser ultrajado.
Ahora —a diferencia de noviembre o diciembre del año pasado, cuando
desesperadamente buscaban a alguien que les resolviera el problema que su
corrupción e indolencia causó—, esos diputados pueden sesionar en paz, sin
miedo de ser encerrados por maestros o normalistas indignados.
El simple hecho que los diputados
puedan sesionar en paz en su recinto, echa por tierra toda la infamia que le
lanzaron a Rogelio Ortega. Ese simple hecho significa que ha cumplido con el
mandato para lo cual fue nombrado: regresar la normalidad democrática a
Guerrero, no le encargaron otra cosa, porque en 9 o 10 meses ni Jesucristo
podría reparar el enorme daño que los gobiernos priístas causaron a Guerrero.
Esa normalidad significa que los poderes del estado funcionan. Significa
también que intencionalmente mienten pues está claro que Rogelio Ortega ha
dialogado, ha convencido, ha acordado con las partes en conflicto, si no fuese
así, esa camarilla de diputados locales seguirían huyendo, escondiéndose
temerosos de ser vapuleados por los grupos antisistémicos que tanto, tanto los
odian.
Contra todas las infamias que lanzaron
los diputados el otro día, la realidad es aplastante. Guerrero tiene una
relativa paz. Relativa porque no puede haber paz completa mientras no haya
satisfacción total sobre la desaparición de los normalistas. Esa relativa paz
que ha construido solamente Rogelio Ortega. Digo solamente, porque ninguno de
esos diputados, ninguno de esos prístas, panistas o waltonistas, no ha hecho
nada porque no quieren, y porque no tienen la calidad moral para hablar con los
grupos que demandan la presentación con vida de los normalistas, por lo
contrario, están señalados de ser parte de la trama criminal de los hechos de
Iguala. Recuérdese que ninguno de ellos se pronunció contra la omisión cometida
por Ángel Aguirre. Ninguno tiene la calidad moral para hablar de esos hechos,
sin mentir.
La relativa paz construida por un
Rogelio Ortega solitario, es lo que ha permitido que las dos últimas temporadas
vacacionales, Acapulco rebose de turismo y genere empleos, y derrama económica.
De no ser por lo que ha hecho Rogelio Ortega, todavía estaríamos viendo un
Congreso en llamas, oficinas saqueadas, bloqueos, marchas y más vandalismo.
Para los que tienen memoria, recuérdese que en noviembre o diciembre los
panistas andaban buscando desaparecer los poderes en el estado, por
ingobernable. Hoy nada de eso ocurre.
Entonces, ¿qué hay de cierto en la
queja de los diputados locales? Realmente nada. La ratificación de Rogelio
Ortega al frente del gobierno de Guerrero es una discusión estéril. La ha promovido
principalmente el diputado ardillo, Bernardo Ortega, un sujeto que no debería
estar en ese Congreso por sus vínculos criminales. La violencia que asola la
zona centro es generada por el grupo criminal donde militan sus familiares.
¿Con qué calidad moral habla este sujeto de ratificar o no a un gobernante que
trata de reparar el daño que ellos han ocasionado?
Otro es el priísta Apreza, se entiende
su postura. Su interés es estrictamente electoral. Busca de esta manera, quien
sabe cómo, apoyar a su candidato Héctor Astudillo. Piensa que atacando al
gobernador crecerá un Astudillo mangoneado por el pequeño Añorve. Del diputado
empleado de Luis Walton mejor ni hablar, ya quedó claro que su interés es
venganza porque Walton fue despreciado por el PRD. Walton que le hace el
trabajo sucio al PRI.
El tema de que Ortega fue a Michoacán a
apoyar a un candidato del PRD, es absurdo y un pasatiempo para idiotas. No vale
la pena perder el tiempo en amarillismos. Rogelio Ortega puede apoyar al
candidato que quiera en su tiempo libre y sin usar recursos del gobierno. No es
el primero y ni será el último que lo haga. Así lo hace Peña Nieto, así lo hizo
Calderón, así lo hizo Mancera, así lo hizo Ebrard, así lo han hecho todos con
el agraviante de que dispusieron de los recursos de sus gobiernos, ¿por qué
diablos ensañarse ahora contra un Ortega que llegó en una aeronave rentada a
particulares por el candidato que le invitó? Más cuestionable es el caso del
candidato del PRI Héctor Astudillo que utiliza dos helicópteros que un
empresario de la ciudad de México secretamente ha puesto a su disposición a
cambio de beneficios futuros. Eso es más criticable. Más sucio. Pero lo callan.
Está claro que no es el interés de los
diputados locales velar por el bien de Guerrero. Lo que buscan es extorsionar
con la ratificación o no de Rogelio Ortega. Eso ha quedado claro. No les
importa a estos señores volver a incendiar al estado. No les importan los
ciudadanos, no les importa el turismo, no les importa la gobernabilidad, eso
está claro. Lo que les importa a estos señores es su propia satisfacción.
Lograr su venganza, llenarse las bolsas de dinero, y generar inquietud y
zozobra en Guerrero. Si les importara el bienestar de los ciudadanos, en lugar
de usar la tribuna para chismes, infamias y vilezas, deberían estar ayudando a
consolidar la pacificación del estado. Deberían exigir, en vez de chillar
porque Ángel Aguirre regrese, que se le encarcele. Lo dicho: son diputados
chikungunyas porque son tóxicos, virales y…. La otra palabra con p, la pueden
completar los lectores.
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