ACAPULCO ► La entrada
al lugar de los peritos, de los forenses ataviados con trajes aislantes
blancos, guantes del mismo color y tapabocas azules hizo recordar a vecinos de
Llano Largo las dramáticas escenas de Cocula observadas en octubre pasado. Pero
no, no se trataba del remoto basurero de ese municipio, ni de la recolección de
cenizas de 43 estudiantes, sino del abandonado local de “Cremaciones El
Pacífico”, donde los especialistas, alumbrados por linternas, revisaban 60
cadáveres de mujeres, hombres y niños.
Paradójicamente en este lugar de los
suburbios de Acapulco, detrás de la Bahía de Santa Lucía, sí debería haber
hornos con cenizas humanas, pero no: los dueños de la empresa, en vez de cremar
cuerpos de familiares de sus clientes, los embalsamaban, los rociaban con cal,
y a los deudos les entregaban urnas con algún tipo de arcilla, según las
primeras pesquisas.
En vez de gastar miles de pesos en el
funcionamiento de su crematorio, los macabros dueños del local escondían
cadáveres envueltos en sábanas corrientes y recolectaban puñados de arena en
algún lugar.
Y de alguna manera esto se sabía desde
el año pasado: no pocos vecinos de la zona reportaron una y otra vez, en junio
del año pasado, el olor fétido que emanaba del sitio. Pero nadie hizo nada. Y
los guerrerenses hablan ahora de una tétrica historia más…
***
—En ocasiones llegaba un olor feo, pero
nunca me imaginé. Es que imagina que el olor que tú pensabas que era de un
ratón muerto, de una rata, se trataba de… ¡60 cuerpos!
Así resume Karla, de 27 años, su
ingenuidad. Ella trabaja en un negocio aledaño al crematorio. Ella y sus
compañeros buscaban al roedor. Nunca lo encontraron.
El negocio donde se hallaron los
cuerpos se llama Cremaciones Pacifico SA de CV, está ubicado en la carretera
Cayaco-Puerto Marqués, en la localidad de Llano Largo, y es propiedad de un
hombre que se llama Guillermo Estua Zardain. Es un predio de una planta con
aspecto más de casa que de un negocio, si no fuera porque tiene un letrero del
lado izquierdo de la puerta que indica su giro. A un lado está una ferretería y
al otro, una brecha de tierra con pasto. Después hay otra ferretería y un
taller mecánico. En frente hay una estación de gas LP.
Uno de los mecánicos que tiene su
establecimiento a unos metros del crematorio fue de los primeros que sospechó
que algo no andaba bien: “Antes llegaban carrozas y después se veía salir de un
conducto el humo negro, pero últimamente me di cuenta que llegaban las carrozas
pero no salía humo ni nada. Me dije: “A lo mejor tienen buenos filtros”. Y uno
supone que los estaban quemando de alguna manera. Pero no…”
Otro talachero de la zona afirma que él
nunca olió nada: “Ni sospecha de nadie. Yo pasaba por ahí porque está cerca una
ferretería. Iba a comprar cosas. Y tú sabes, un muerto, uno solo huele muy feo.
Nadie se percató”.
Pero sí, muchos se percataron desde el
año pasado, porque denunciaban los olores. Las autoridades estatales y
municipales confirman que realizaron inspecciones en mayo y junio de 2014, pero
hallaron el lugar vacío. Esta última vez fue una llamada anónima hecha al C-4,
proveniente de la colonia Navidad de Llano Largo (donde está el negocio) la que
alertó sobre la pestilencia en el lugar. El horno crematorio no está tan cerca
de la Bahía de Acapulco: se encuentra en una colonia popular a 10 minutos de la
zona Diamante, sobre la carretera Cayaco-Puerto Marqués, la cual se conecta con
el Bulevar de Las Naciones.
Al exterior de la sede de la delegación
regional de la Fiscalía de Acapulco, al menos cinco personas se han presentado
a pedir informes debido a que en esa empresa fueron cremados los restos de sus
seres queridos. Entre ellos existe incertidumbre y zozobra: ¿y si las cenizas
que les entregaron no eran de sus muertos?
Según los propios familiares, cada
servicio funerario tendría un costo de 12 mil pesos. Gran negocio. Doce mil
pesos y entregaban arena.
El caso es que ya se inició la
averiguación previa TAB/COL/01/0051/2015 en contra de quien resulte responsable
por la posible comisión de delitos… no usuales: “contra el respeto a los
cadáveres o restos humanos”, “contra las normas de inhumación y exhumación”,
así como “atentado contra los muertos”, todos previstos en los artículos 216 y
217 del Código Penal guerrerense, según informó la Fiscalía.
Los cuerpos fueron trasladados en la
madrugada al Servicio Médico Forense en Acapulco, donde se les aplicarán
estudios de odontología forense, porque nadie que haya mandado cremar a sus
muertos tiene la certeza de que posee sus cenizas…
Por Javier
Trujillo
Febrero/07/2015
www.libertadguerrero.net


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