Hay esperanza de se encuentren vivos los normalistas desaparecidos por la policía en Iguala durante la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre.
Salvador Rogelio Ortega Martínez, el nuevo gobernador de Guerrero fijó como principal compromiso encontrarlos para devolver la tranquilidad a sólo a sus padres y a todos los habitantes de Guerrero.
Ortega es uno de los sobrevivientes de la guerra sucia y conoce el dolor que representa tener a un familiar ausente. Él fue liberado tras airado reclamo de su madre al entonces gobernador Rubén Figueroa Figueroa.
Rosaura Martínez, progenitora de Rogelio, una profesora rural, encaró a Figueroa en un evento donde se supone que la citaron para recibir un reconocimiento por 20 años de labor. Días después, Ortega regresó a su casa y hoy es gobernador de Guerrero.
Difícil tarea la que tiene por delante el nuevo gobernador. Primero tendrá que restablecer la paz y garantizar el estado de derecho. Ortega ya está dando los primeros pasos. Ya comenzó a dar señales de solución al conflicto social mostrando interés de establecer un pacto con los actores políticos y sociales.
Este lunes 27 de octubre, cuando usted lea esta columna, Rogelio Ortega seguro ya se habrá reunido con el presidente Enrique Peña Nieto en Los Pinos. Su petición central, pedirle todo el respaldo de la federación para hallar con vida a los 43 normalistas que, según versiones, fueron entregados por policías de Iguala y Cocula a un grupo criminal llamado Guerreros Unidos, tras ser detenidos en la ciudad tamarindera.
La esperanza por encontrarlos vivos creció, luego que la PGR ha confirmado que de los 38 cuerpos encontrados en 11 fosas localizadas en Iguala ninguno corresponden a los normalistas que han sido reportados como desaparecidos.
El enojo de los padres de familia creció luego del 17 de octubre, cuando el cura y activista, Alejandro Solalinde, declaró a medios nacionales que los estudiantes fueron quemados vivos, según testimonios que recogió de sobrevivientes del ataque ocurrido la noche del 25 de septiembre en Iguala.
Los padres de familia no han perdido la esperanza por abrazar de nueva cuenta a sus hijos, por ello este domingo 26 de octubre prácticamente corrieron de la escuela normal de Ayotzinapa al padre Solalinde quien llegó para oficiar una misa. “¡Si sabe dónde está la fosa en la que está mi hijo, lléveme”, le exigió una madre que rompió en llanto.
Lo cierto es que la búsqueda de los normalistas desaparecidos ha destapado una realidad espeluznante. ¿Cuántos cementerios clandestinos, como los hallados en Iguala, habrá en Guerrero?
La inseguridad es un punto medular que deberá atacar el nuevo gobierno, para ello es necesario que limpie las policías y que rompa intereses creados por funcionarios y políticos con grupos del crimen organizado.
En Guerrero ya no debe haber más ataque a estudiantes, como tampoco debe haber más detenciones ni asesinatos de luchadores sociales.
Para lograrlo es buena la propuesta que hace el gobernador interino para vigilar con lupa a los candidatos que buscarán un cargo de elección popular en 2015, para que no ocurra otro Iguala.
Pero también es necesario que el gobierno de Rogelio Ortega ataque la probreza, para evitar que padres de familia y principalmente jóvenes desempleados sean contratados por los criminales.
Es necesario pues traer nuevas inversiones, crear fuentes de empleo, reactivar el campo, paralelamente que instrumente un plan para abatir el rezago educativo y mejorar los servicios de salud para procurar que mejore la calidad de vida de la gente tanto en la zona urbana como en la rural.
Para lograr los objetos antes citados, es necesario que el gobierno cuente con los recursos necesarios, es ahí donde los actores políticos deben mostrar voluntad y despojarse de mezquinos intereses de grupos. Es hora de que todos los guerrerenses empujemos para que la federación destine un presupuesto histórico que permita al nuevo gobernador abatir los rezagos que hay en todos los rubros, para comenzar el despegue hacia un mejor futuro.
Es necesario que el nuevo gobierno nos brinde la certeza de transparencia en el manejo de los recursos y combate a la corrupción, para ello se hace necesaria una limpia en el gabinete de funcionarios ineptos producto de amiguismos y compadrazgos.
No perdamos la histórica oportunidad que hoy tenemos con Rogelio Ortega, quien tiene su origen académico en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) y con su liderazgo podría vincular a los universitarios en un proceso de colaboración que permita en el corto plazo mejorar las condiciones de Guerrero, cuyo desarrollo debe iniciar necesariamente por la universidad.
Si el nuevo gobierno vincula a las universidades públicas y privadas en el proceso de cambio, las políticas públicas y los principales problemas que aquejan a los guerrerenses podrían tener respuestas sustentadas en soluciones académicas que garanticen un verdadero combate a la pobreza y el rezago, en lugar de dilapidar el presupuesto con la entrega de paliativos.
La tarea será difícil, un año no es nada, pero por algo se empieza y este es el momento que los guerrerenses no debemos desaprovechar. Cerremos filas con Rogelio Ortega, por el bien de todos.
REMATE: Amigos en la vida hay pocos, y los que se tienen hay preservarlos y demostrarles nuestro aprecio y afecto cada que se puede, por eso no quiero dejar pasar la oportunidad para desearle lo mejor de la vida a Julio César Bernal Reséndiz, quien celebra su onomástico este lunes 27 de octubre, día que tambien conmemoramos la Erección del Estado de Guerrero.
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Fracalo2001@yahoo.com.mx
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