BAJO FUEGO | Hasta encontrarlo - Libertad Guerrero Noticias

BAJO FUEGO | Hasta encontrarlo

BAJO FUEGO
Hasta encontrarlo
Por José Antonio Rivera Rosales

   La impunidad y soberbia del crimen organizado parece no tener límites.
   El jueves 29 de mayo a las 19:40 horas, Jorge Torres Palacios, amigo y compañero periodista de muchos años, fue sustraído violentamente casi de la puerta de su casa por una docena de hombres armados que se lo llevaron con rumbo hasta ahora desconocido.

   Al momento de escribir estas líneas, 48 horas después, sólo había sido encontrado su modesto vehículo modelo 2002 en los linderos de la unidad habitacional Luis Donaldo Colosio, en la zona de los humedales cercana al aeropuerto internacional Juan Álvarez, en la parte sur del puerto de Acapulco.

   La noticia del ilícito, que se define como una privación ilegal de la libertad, comenzó a trascender poco después de las 22:00 horas gracias a una alerta lanzada por nuestro colega Carlos Ortiz Moreno, lo que permitió a otros compañeros periodistas como Javier Trujillo hacer enlaces y pedir la intervención urgente de las autoridades en las primeras tres horas después de cometido el delito.

   La presión que se comenzó a ejercer sobre las autoridades permitió que esa misma noche se implementara un operativo de búsqueda en el que actuó en primera instancia la Unidad Antisecuestro de la procuraduría local de justicia (PGJE), con el apoyo de las Fuerzas Federales acantonadas en Acapulco.

   No obstante, parece ser insuficiente.
   Jorge Torres Palacios pertenece a una tradicional y conocida familia oriunda del poblado Kilómetro 30, en la zona rural del municipio. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación, lo que incluye la conducción del noticiero nocturno de Radio y Televisión de Guerrero (RTG). Es un periodista avezado pero, sobre todo, valeroso y leal.

   En enero de 1990 cubrió junto con este autor un escenario de disturbios generado en Coyuca de Benítez por el enfrentamiento a tiros entre bandos en pugna priistas y perredistas, lo que ocasionó varios muertos. La población de mayoría perredista, enardecida, persiguió a quienes ocasionaron las muertes y los cercó en un domicilio, al que trataron de tomar por asalto. Fue un tiroteo que duró 24 horas, en el que ninguno de los grupos en pugna se permitió tomar aliento. Por añadidura, hostigaron a todo lo que oliera a periodista.

   Ello se tradujo en agresiones contra reporteros y corresponsales de medios foráneos, lo que comprobó de grosera forma Celso Ruiz, quien entonces era el corresponsal de Televisa. Ruiz fue perseguido por una turba con machete en mano. Casi lo alcanzan, pero alcanzó a escapar de la agresión.

   En ese contexto Jorge fue el único reportero que se aventuró, junto con este autor, a enfrentar a la turba que para entonces sólo quería desquitar su coraje por los tres o cuatro muertos que tenían expuestos en sendas cajas en el centro de la comunidad.

   Cuando pudimos ingresar al escenario, en el que todavía se escuchaban disparos esporádicos de los grupos beligerantes -disparos de arma corta desde el exterior, respondidos con ráfagas de fusil AR-15 desde dentro de la vivienda sitiada-, comenzamos a hacer entrevistas entre los diferentes actores, cobertura que mereció la nota principal en los respectivos medios. Era el primer conflicto político violento del naciente PRD.

   En todo momento nos mantuvimos espalda con espalda, haciendo las preguntas del caso en el centro de un grupo de aproximadamente 300 personas llenas de rabia y que, en diferentes momentos, amenazaban con linchar a los reporteros. Jorge se mantuvo firme, no cedió ni un milímetro ante el miedo. Así logramos la nota del día.

   Ese es el Jorge que conozco: un hombre valiente y leal a toda prueba.

   Después de la tragedia ocurrida en su familia exactamente diez años después, cuando un grupo de narcotraficantes asaltó su casa y dio muerte a su padre, su hermano y un primo hermano por motivaciones que nunca fueron aclaradas, Jorge se convirtió en una persona retraída. Pareció refugiarse en sí mismo.

    Ahora nos enteramos de que en realidad siguió escribiendo, pero con un seudónimo dada su condición de vocero de una dependencia del gobierno municipal de Acapulco.

   Jorge Torres es autor de una columna denominada Nada Personal, que publicaba un semanario que circula en la Costa Grande, cuyo editor es el veterano periodista Rosendo de la O.

   A través de esa columna, Jorge Torres se transformaba en Sérpico -casi con seguridad por alusión al famoso policía norteamericano que se empeñó en una cruzada personal contra la corrupción policiaca-, un seudónimo a través del cual criticaba a políticos y gobernantes en sus aspiraciones por el poder.

   La última columna publicada por Jorge antes de su secuestro se tituló “Chilpancingo sin paz y un Guerrero en retroceso”.

   En ese espacio, escribe: “Chilpancingo por años había vivido una situación de tranquilidad total, con un conservadurismo tradicional de sus habitantes, pero al fin y al cabo una ciudad en paz. Al paso de los años, con el crecimiento de la delincuencia al amparo de las autoridades (…) entró en un proceso de descomposición, miedo y terror por el cúmulo de delitos contra sus ciudadanos”.

   Es decir, Jorge Torres nunca prescindió de su condición de periodista crítico del poder, que centraba sus textos particularmente en la conducta de los actores públicos, pero también contra el crimen organizado. En este último ejercicio se enfoca en el alcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, a quien le reprocha que haga proselitismo disfrazado mientras la capital se debate entre el miedo a la delincuencia y a las policías que la vigilan.

   Por ello, es necesario que las autoridades rescaten esta faceta del compañero Jorge Torres Palacios para establecer sus textos periodísticos como una línea de investigación que habría que retomar.  En particular porque algunas de sus columnas están dirigidas contra la delincuencia organizada.

   El editor Rosendo de la O comentó con Carlos Ortiz Moreno que algunas columnas de Sérpico jamás las publicó “porque estaban bien canijas”.

   Es pues necesario que las autoridades abandonen la visión de que se trata sólo de un funcionario público, con lo cual pretenden eludir la definición legal que pudiera definir el ilícito como un ataque contra la libertad de expresión.

   Sea cual sea la motivación para llevárselo, lo queremos vivo y de vuelta con su familia. Nada más, pero tampoco nada menos.

Los comentarios y artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de quien los firma. Libertad Guerrero Noticias los publica en respeto irrestricto a la libertad de expresión.
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Edición: Fracalo

Libertad Guerrero Noticias, periódico online editado desde el puerto de Acapulco, Guerrero, México, bajo la dirección del periodista Francisco Cárdenas López (Fracalo). Contacto: fracalo2001@yahoo.com.mx

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