ENTRESEMANA
Camaleones
Por Moisés Sánchez Limón
Según el ex candidato al gobierno de Michoacán y ex integrante del gabinete de Lázaro Cárdenas Batel, actual diputado federal y coordinador de la bancada perredista en la Cámara baja, de cuya Junta de Coordinación Política es presidente, Silvano Aureoles Conejo, 25 años han servido para consolidar el status político-democrático y de alta influencia social del Partido de la Revolución Democrática.
Incluso, dice, el PRD “representa fielmente los anhelos y las banderas de lucha de millones de mexicanos, por lo que tiene amplias posibilidades de ser la primera fuerza política y alcanzar la presidencia del país”.
Es posible. Pero, ¿cómo cuántos años más habrán de pasar para que sea la primera fuerza política nacional? ¿Quién de entre sus principales cuadros está en formación para aspirar con reales posibilidades de ganar la Presidencia de la República?
¿Un diputado? ¿Un senador? Quizá de aquí a 2018 esté listo Mario Delgado Carrillo, chance y hasta Benjamín Robles Montoya. ¿Será Silvano? Tal vez y esté en la predicción de su futuro, si es que primero se le hace volver a contender por el gobierno michoacano.
Aduce Silvano: “(…) en este primer cuarto de siglo, el PRD ha sido pionero en ofrecer a la sociedad mejores condiciones de vida a través de programas como la pensión a adultos mayores, el seguro de desempleo, beneficios a madres solteras, becas para los estudiantes, entre muchos otros subsidios”. ¿Y? ¿No es obligación de los partidos legislar en el Congreso?
El discurso suena bien. Pero es praxis del camaleonismo de ciertos personajes del perredismo; salvo contadas excepciones hay quienes tienen voluntad política y vocación para gobernar, aunque hacia el interior del partido sean vistos con reservas e incluso sujetos de fuego amigo.
Contrastantes las figuras perredistas como Leonel Godoy Rangel o Ricardo Monreal Ávila, que suelen reaccionar con descalificaciones contra quienes se atreven a alzar una crítica contra ellos. El gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, y Porfirio Muñoz Ledo, igual que Jesús Ortega y Andrés Manuel López Obrador, son algunos ejemplos de políticos de piel delgada y perfil intolerante. Estas conmigo o estás contra mí, es su filosofía básica, tras bambalinas, despojados de la careta populista que presumen frente a sus simpatizantes, en mítines y marchas.
Personajes inteligente, manipuladores, dueños de su verdad y siempre empecinados en que todo el mundo piense como ellos. Hay, empero, quienes comulgan con el ejemplo, son tolerantes en público y en privado. Son los menos.
El ciudadano común no los conoce francamente. Sabe de ellos en las campañas, en las entrevistas donde cuidan el estilo y raras veces discrepan violentamente con el entrevistador. Cargan niños y besan ancianas, comen tacos y sudan en campaña. Son otros, los camaleones.
Y precisamente Silvano Aureoles Conejo se enfunda en ese disfraz que un día lo hace bromista, dicharachero, bailador y ocurrente, pero en otro lo evidencia en la intolerancia que practica en privado, con los suyos. Tiene la piel delgada y descalifica a quien lo critica y piensa diferente.
Veamos. Hace unos días, el ex consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, dijo que el Congreso de la Unión se convirtió en un embudo porque los acuerdos del Pacto por México generaron una sobrecarga de obligaciones legislativas que derivó en la imposibilidad de aprobar en tiempo las leyes secundarias de las reformas estructurales.
Eso se lo recordó el reportero Francisco Nieto.
--¿Por qué no me inventas otro?—replicó Silvano.
--Te quería preguntar si también coincides con Ugalde en el sentido de que el Congreso es un embudo—insistió Nieto.
--Hoy ando de buen humor—ironizó Silvano—porque mañana es el Día del Niño. Aquí el único que coincide con Ugalde es el diputado (Miguel Alonso) Raya. Pero creo que esa apreciación es incorrecta y, segundo, más bien vamos a pensar en construir una comisión de la verdad para que Ugalde nos explique qué pasó en el 2006 y que deje de andar dando consejos al Congreso y andar haciendo juicios que no le toca; para ser muy precisos.
Ya se está pasando este personaje –prosiguió Silvano--, de que cada vez anda haciendo análisis de lo que pasa en el Congreso y afirmando cosas que no compartimos, por ser muy decente en la respuesta. Y todavía nos manda pedir que quiere hacer un libro junto con la Cámara. Es una desfachatez. Entonces, yo no comparto, sinceramente. Y no tiene autoridad moral este personaje para anda asumiendo o sacando conclusiones y cuando quiera hay razones suficientes para decírselas a él directamente.
¿Silvano, representa fielmente los anhelos y las banderas de lucha de millones de mexicanos? No, no es defensa oficiosa. Luis Carlos Ugalde sabe defenderse solo. Su caso es ejemplo de cómo puede convertirse un mexicano en indeseable para un político, por incurrir en el pecado de la crítica. Así son los camaleones. ¿Preparados para gobernar? Conste.
LUNES. Los camaleones tiene piel de izquierda, derecha, del centro y de lo que se necesita, total, loquedigaelseñorpresidente. Por cierto, ¿de qué color son los malquerientes de Rosario Robles Berlanga? Digo.
sanchezlimon@gmail.como / www.entresemana.mx / @msanchezlimon
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