SAN JERÓNIMO (www.libertadguerrero.net).- El litoral de la región de la Costa Grande se convirtió en un larguísimo espejo de agua, que se puede apreciar desde lo alto en el helicóptero de la Armada de México que lleva despensas a las comunidades que están aisladas porque la lluvia se llevó todo.
Ha dejado el municipio de San Jerónimo sin calles, sin carreteras y sin puentes, sus habitantes están incomunicados y sin víveres ni agua potable, pues lo prolongado de las lluvias dejó un severo desabasto en tiendas, mercados y centros comerciales de esta localidad costera.
Hasta ahí llegó personal de la Armada de México, de la Sedesol del gobierno federal y estatal con despensas y personal para atender la contingencias de pobladores afectados por las intensas lluvias.
En un campo de futbol baja la aeronave y descienden los elementos de la Marina, a los costados las familias desesperadas esperan que baje con los víveres ante la escases que campea en la zona.
Ahí sus habitantes dicen que el agua por las lluvias les dejó en algunas zonas niveles de hasta dos metros de altura, en otros lo menos era un metro, dicen mostrando los niveles alcanzados.
Es una mujer oriunda de la comunidad de Arenal del Centro, se llama Genara García Arciniega, y cuenta con 80 años de edad, recuerda que hace más de 50 años por esa región de la costa grande de Guerrero pasó el destructivo huracán “Tara”, aquel 11 de noviembre en que desapareció el poblado de Nuxco.
Genara cuenta que ella ha vivido prácticamente todos los huracanes que han golpeado la costa guerrerense.
“Todos los que han pasado (huracanes) los he pasado yo aquí (en el poblado del Arenal del Centro), porque tenemos casita, mi papá bajó el coquito, y tenemos casa (…). Cuando el Tara, mi cuñada que estaba a punto de reventar, ahora tiene 50 años, y pasó el huracán Boris, y Paulina.
“Primero fue El Tara, luego vinieron los demás, y este ya la chingó, fíjese, pues nos andábamos ahogando todos, todos, todo, empezamos a sacar cosas. Vaya a ver la casa de Blanca, se están durmiendo en la hamaca”, cuenta la mujer que asegura les hace falta medicamento.
En seguida Genara García, asegura que las torrenciales lluvias fue castigo divino a los habitantes del pueblo.
“Este castigo nos mandó Dios, para que uno no se ría del otro, parejito nos llegó parejito, como están (los habitantes) en San Jerónimo, en Hacienda de Cabañas, porque primero les entra a la Hacienda (de Cabañas) y luego a nosotros”, cuenta frente a la cancha donde espera le den una despensa.
Por Javier Trujillo
Septiembre/24/2013
www.libertadguerrero.net
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