BAJO FUEGO
La descomposición
Por José Antonio Rivera Rosales
El surgimiento de un supuesto grupo guerrillero denominado Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que se conoció este 28 de junio mediante la publicación de su primer comunicado, sólo muestra la descomposición en que han caído las agrupaciones guerrilleras que existen en el sur del país, principalmente.
El talante rústico en la redacción de este primer comunicado indica que se trataría de un pequeño grupo de campesinos hartos de la conducción autoritaria y homicida de los jefes del Ejército Popular Revolucionario (EPR), el mismo argumento usado por la disidencia que en enero de 1997 dio cauce a la profunda escisión que permitió la integración de lo que ahora conocemos como Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Es decir, en lugar de aplicar el centralismo democrático que pregona, en realidad los mandos del EPR se condujeron desde un principio como una dirección autoritaria que persistió en sus pautas de conducta heredadas de su origen, el PROCUP, entre ellas la eliminación física de sus militantes incómodos.
Ello no le quita el mérito en que han persistido como organización guerrillera surgida en 1964 -cuatro años antes de la masacre de Tlatelolco-, cuando sus miembros fundadores eran conocidos simplemente con el mote de “Grupo Coyote”, por su aplicación geográfica en la zona de Ciudad Netzahualcóyotl, aunque en términos formales se hacían llamar simplemente Unión del Pueblo (UP), que después evolucionó a Organización Revolucionaria Clandestina Unión del Pueblo (ORCUP) y, finalmente, a PROCUP.
El año que viene el EPR cumplirá 50 años de existencia, contados desde los tiempos de sus operaciones precarias en Netzahualcóyotl, lo que seguramente tiene pensado conmemorar con una especie de “corte histórico” en el que sus ancianos dirigentes establecerán algún tipo de operaciones en contra del Estado Mexicano.
Pero ese escenario sucedería sólo en caso de que no se le adelanten otros acontecimientos, como todo parece sugerir.
Quizá antes de cumplir su aniversario 50, en que con seguridad la estructura del EPR piensa reeditar el golpe dado al gobierno en 2007 -cuando fueron desaparecidos por agentes del estado dos de sus militantes más prominentes-, resultaría probable que sea el propio gobierno de Enrique Peña Nieto el que cierre la etapa de larga espera de la guerrilla mexicana.
Para agosto próximo está anunciada la reforma energética que modificará constitucionalmente el estatus de Petróleos Mexicanos (PEMEX) aunque, según el discurso oficial, sin enajenar los bienes de la paraestatal. Además, antes de que termine el año estaría lista la reforma hacendaria que, con seguridad, ampliará la base tributaria pero, también, gravará productos como libros, medicinas y alimentos básicos, lo que provocará la furia de la población más castigada económicamente.
En tal sentido, no serán los grupos guerrilleros -que, en el viejo enfoque militarista se asumen como vanguardia armada del pueblo- los que desatarían un escenario convulso, sino el propio gobierno de Peña Nieto que, con estas reformas, profundizará el modelo de economía neoliberal que comenzó a aplicarse desde el gobierno de Miguel de la Madrid.
Este modelo económico -que comienza a ser cuestionado en los círculos íntimos de la globalización- lo único que va a profundizar es la pobreza, que derivará en un proceso de pauperización de amplias masas de la población, lo que resulta sumamente peligroso para la propia seguridad nacional.
Más peligrosos, claro, que los grupos guerrilleros que pululan en todo el país, los que cuentan con una formación militar precaria, algunas unidades de fusilería y contados artefactos de mayor alcance, una estructura complemente insuficiente para constituir apenas una amenaza para el Estado Mexicano.
Menos todavía si se toma en cuenta que las formaciones emblemáticas como el EPR han devenido en purgas intestinas, conflictos irresolubles con sus similares como el ERPI, o persecuciones que sólo generan más deserción.
Esta postura ciega del EPR ha llegado al extremo de generar dos bloques enfrentados de formaciones armadas que, a su vez, pretenden confrontar al gobierno mexicano: los llamados “duros” y los “ortodoxos”.
Los primeros están representados precisamente por el EPR mientras que los segundos están en la tesitura del dúo ERPI-TDR, que lideran toda una gama de formaciones guerrilleras de nuevo cuño en las que, cada vez más, se han apretujado sectores populares provenientes de las masas desposeídas de la población.
Con todo, aún todas esas formaciones juntas serían insuficientes para confrontar al gobierno y su poderoso brazo armado, el Ejército Mexicano.
Resulta paradójico que será el propio gobierno de Peña Nieto el que aportará los elementos suficientes para enardecer las masas crecientes de excluidos que, sin duda, harán saber su opinión en cuanto se abran las puertas a la privatización de algunos sectores de Pemex, o cuando resientan en su economía familiar los efectos de una conducción económica que, por un lado, crea una clase social privilegiada, mientras que por el otro genera un cinturón de miseria que se extiende a todas las regiones del país.
Mientras, la élite política y económica corrupta se regodea en sus privilegios, sus fortunas crecientes, su vida regalada.
Como hace cien años, un día despertarán en medio de una convulsión jamás prevista que, sin embargo, cualquier ciudadano de medo pelo de las zonas populares y rurales percibe cada vez con mayor claridad.
Así, en modo alguno serán las formaciones armadas las que podrían generar una situación de anarquía y caos en el país, sino la codicia de las élites que tienen en el gobierno de Peña Nieto a su mejor aliado. Todos ellos tendrán que responder ante la historia.
Los comentarios y artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de quien los firma. Libertad Guerrero Noticias los publica en respeto irrestricto a la libertad de expresión.
___________________________________________________
0 comments :
Publicar un comentario
Por favor, ingresa tu correo electrónico para poder contactarte posteriormente... Gracias por visitarnos.