CONTEXTO POLÍTICO
El amigo incómodo de Enrique Peña Nieto
Por Efraín Flores Iglesias
El tiempo exacto de la amistad que tienen el gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero y el presidente Enrique Peña Nieto, no se sabe con precisión. Lo que sí es evidente, es que esa gran amistad se fracturó un poco, cuando el discípulo del ex gobernador Alejandro Cervantes Delgado decidió abandonar las filas del Partido Revolucionario Institucional a mediados del mes de agosto de 2010, en respuesta a la “imposición” de Manuel Añorve Baños (su primazo del alma), como candidato a la gubernatura del estado.
Al ver que los astros priistas conspiraron en su contra, particularmente Manlio Fabio Beltrones Rivera, Beatriz Paredes Rangel, Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros, a Ángel Heladio no le quedó de otra que utilizar su plan B, que consistía en atraer la atención de los partidos de la izquierda electorera y de la misma derecha panista, tal y como ocurrió un año antes en los estados de Oaxaca, Sinaloa y Puebla, en donde el aceite (PRD) y el agua (PAN) se mezclaron para ungir como sus abanderados a la gubernatura a ex priistas.
Cuando el ometepequense aspiraba ser candidato del PRI tenía el respaldo de Peña Nieto, quien en ese entonces era gobernador del Estado de México. De hecho, hay quienes aseguran que antes de renunciar a las filas del tricolor, Aguirre Rivero tuvo el visto bueno del mexiquense.
El objetivo del ahora mandatario federal era evidente: mandar a su caballo de Troya en la “izquierda”, ya que el 2012 estaba muy cerca.
Mientras Beltrones apostó todo su apoyo a su amigo Añorve, Peña Nieto jugó dos cartas, pero de último momento, al ver que el ex alcalde de Acapulco no repuntaba en las encuetas, decidió hacerse a un lado.
También es necesario precisar, que los dirigentes nacionales del PRD, PT y Convergencia sabían que entre Aguirre y Peña existía una estrecha amistad, pero como les importaba retener la gubernatura que 6 años obtuvieron con ZeferinoTorreblanca Galindo, no les importó para nada echar al carajo sus principios y programas.
A los militantes de base del PRD les vendieron la idea de que Aguirre al dejar de ser priista se convertía en un político de izquierda. ¡Sí, cómo no!
Al ganar Aguirre la elección del 30 de enero de 2011, el primero en felicitarlo fue precisamente Enrique Peña Nieto. Hasta los priistas se sorprendieron de tal situación. La cortesía es la cortesía. Son los protocolos de la política.
Todo parecía indicar que el sucesor de Zeferino Torreblanca iba a gobernar de manera más sensible y con una plataforma política más apegada al del PRD. Pero no. Todo fue un engaño.
Seis meses después de instalarse en el poder, demostró su lado represor. El 12 de octubre de 2011 ordenó desalojar de manera violenta a maestros en el puerto de Acapulco, que en ese entonces protestaban para demandar mayor seguridad en las escuelas.
Dos meses después, en el día de la Guadalupana, su gobierno se manchó las manos de sangre, pues en una protesta que realizaban estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa en la Autopista del Sol, a la altura del Parador del Marqués, elementos de la Policía Federal y de la Policía Ministerial atacaron a balazos a los manifestantes, dejando como saldo dos normalistas muertos (Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús).
Eso marcó para siempre al gobierno de Aguirre Rivero, y desde luego que le desencadenó una seria crisis política, a tal grado que el caso sigue vigente.
La ola de violencia en la entidad, producto de la complicidad de las corporaciones policiacas y el desinterés de las autoridades para frenarla, ha ocasionado que gobiernos de varios países hayan prohibido a sus connacionales visitar el puerto de Acapulco.
Pero a Ángel Aguirre no le ha importado para nada dañar la imagen de Guerrero, ya que sigue embriagado de poder, y para él lo único que le importa es seguir favoreciendo a su familia con cargos en el poder y hacer negocios con el empresario Carlos Slim Helú (un aliado de Andrés Manuel López Obrador).
Cuando Peña Nieto gana la elección presidencial del 1 de julio de 2012, se dio cuenta quienes lo apoyaron y quienes lo traicionaron. En Guerrero, como todos recordaremos la izquierda electorera ganó las dos senadurías, las 9 diputaciones federales, la mayoría de las alcaldías, más de 20 distritos locales y le dio el gane AMLO.
La traición de Aguirre se reflejó con la derrota de Claudia Ruiz Massieu Salinas (candidata al Senado) y con el triunfo de su amigo Sofío Ramírez Hernández. Y eso no lo ha olvidado Peña Nieto ni mucho menos el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Tarde o temprano se cobran facturas.
El conflicto magisterial que se inició a partir del 25 de febrero a raíz de la aprobación de la Reforma Educativa y que se agudizó aún más por la ineptitud de los principales secretarios de despacho de Aguirre.
Desde Los Pinos observaron el panorama, pero al ver que el gobernador Aguirre Rivero ya no pudo resolver el problema, se decidió que la Secretaría de Gobernación atendiera de manera directa el problema. Además, la misma Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) así lo quiso.
Queda claro que el gobernador Ángel Aguirre es un dinosaurio vestido de amarillo y se ha convertido en el amigo incómodo del presidente Enrique Peña Nieto.
Los dirigentes del PRD deben estar muy agradecidos con el mandatario federal, porque si EPN y Aguirre no los uniera una “amistad”, las cosas serían más catastróficas.
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