CIUDAD DE MÉXICO (www.libertadguerrero.net).- Es un hecho que el Gobierno federal inició hace cuatro meses con el impactante anuncio del Pacto por México. Lo firmaron los dirigentes de los tres partidos de mayor peso político y lo están convirtiendo en leyes sus representaciones legislativas en las cámaras de Diputados y de Senadores a quienes se agregaron otros partidos y también ha recibido el beneplácito de diversos grupos sociales y empresariales.
Los 95 compromisos que integran el Pacto atraviesan una importante gama de temas pendientes que habían quedado suspendidos por intereses o por omisiones y ahora configuran parte importante de la agenda legislativa que las fuerzas políticas están sacando adelante en la coyuntura actual, tal vez aprovechando el ambiente de inicio de sexenio y antes de que se enrarezca por razones de disputa del poder propio de los procesos electorales.
No es exagerado decir que de cierta manera el Pacto por México es el documento que ahora traza la ruta que se seguirá para allanar el camino del país hacia mejores condiciones de desarrollo. Sus cinco temas generales contienen los compromisos específicos que sientan las bases de la agenda política de negociación y acuerdos que seguirá el país en los años por venir. Transformar a México en una sociedad de derechos. Fomentar el crecimiento económico, el empleo y la competitividad. Lograr la seguridad y justicia. Incrementar y comprometer transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción. Y perfeccionar las condiciones para una gobernabilidad democrática. Son los asuntos que estarán en el debate nacional en el futuro inmediato.
Según el Artículo 26 de la Constitución, el Estado es responsable de organizar un Sistema de Planeación Democrática para el desarrollo del país, cuyos objetivos están determinados por los fines de la propia Constitución. La Ley de Planeación que reglamenta este artículo establece que “en el ámbito del Sistema Nacional de Planeación Democrática tendrá lugar la participación y consulta de los diversos grupos sociales, con el propósito de que la población exprese sus opiniones para la elaboración, actualización y ejecución del Plan y los programas a que se refiere esta Ley” (Art. 20, Ley de Planeación).
En cumplimiento de lo anterior, se lleva a cabo el proceso de consulta para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013 - 2018. El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, informó que se realizaría del 28 de febrero al 16 de abril. Mencionó que en el ejercicio democrático que marca la ley para la elaboración del Plan se organizarían foros de consulta especializados para cada una de las cinco metas nacionales establecidas por el Ejecutivo federal, las metas son: México como un Actor con Responsabilidad Global; México con una Educación de Calidad para Todos; México en Paz; México Incluyente; y México Próspero.
La idea de la planeación del desarrollo de México no es novedosa, viene de un proceso histórico que inició formalmente con la promulgación del primer Plan sexenal en 1933.
Una vez lograda la concentración de los grupos político-militares, antes dispersos, en un solo partido, el PNR y con el control político a instancias de su “jefe máximo”, Plutarco Elías Calles, y “gobernando” Abelardo Rodríguez, en el año de 1933 se procedió a la elaboración de un Programa cuyo objetivo sería preparar un Plan de Gobierno que ofreciera, bajo la dirección del Estado, permitir al pueblo mexicano entrar a una etapa de desarrollo político, económico, administrativo, social y cultural conforme a los postulados de la Revolución.
Dicho programa se realizaría en el sexenio de 1934 a 1940 defendiendo como postulados básicos el Nacionalismo Económico y la Justicia Social; este Plan además, se desarrollaría en seis etapas anuales sucesivas que se iniciarían el primero de enero del año correspondiente bajo la dirección del PNR y del poder ejecutivo. La ejecución del primer Plan Sexenal estuvo a cargo del Presidente Lázaro Cárdenas del Rio.
Por décadas los diferentes planes de desarrollo elaborados por los gobiernos en cumplimiento del mandato constitucional han sido letra muerta pues han obstaculizado sus metas diversos intereses políticos y económicos o importantes coyunturas de dimensión internacional que llevaron a los gobiernos a modificar, posponer o cancelar las metas propuestas, lo que ha convertido a México en un país que parece reinventarse cada seis años.
Más que el Plan Nacional de Desarrollo en proceso de “elaboración” y de “legitimación” por la vía de la consulta popular, parece evidente que el Pacto por México es el instrumento que guiará las acciones del Estado en los siguientes seis años, en el mejor de los casos. Queda la impresión positiva de que después de 80 años las condiciones para ejecutar la planeación del desarrollo se México se están dando, pero la vía no es el Plan es el Pacto. El nombre no importa, lo relevante es el resultado.
Por Enrique Pérez Quintana | Proyecto sin fin
Abril/05/2013
www.libertadguerrero.net
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