EPÍSTOLAS SURIANAS
Carta a “El Jefe”
Por Julio Ayala Carlos
Jefazo… mi estimado Jefazo….
Como van las cosas, todo indica, mi estimado Jefe, que los pseudo maestros, los vándalos y flojos que tienen tomado el Palacio de Gobierno y la sede del Congreso local, ya se salieron con la suya.
Es decir, que les vas a pagar completita la quincena que no trabajaron por andar de vándalos, pero además, que les vas a retirar las acusaciones que les hiciste por cometer delitos, y en consecuencia el Poder Judicial va a desechar las órdenes de aprehensión que se liberaron, y así las cosas, ¡todos contentos!
Digo, tú y los maestros, porque la ciudadanía de Chilpancingo difícilmente está contenta contigo.
Por cierto, ¡qué mal se ve tu gobierno! ¡Qué mal se ve que tenga que ser el gobierno federal quien te tenga que resolver los problemas! ¡Qué mal se ve que haya sido el que haya tomado el conflicto en sus manos y sentarte a negociar, o lo que es lo mismo, a ordenarte a hacerlo, pero ahora, sin tener la capacidad de ello, salvo el que les pagues de manera completa su quincena a los maestros y que instruyas cancelar las órdenes de aprehensión, no porque se hayan extinguido los delitos cometidos, sino porque te desbloqueen el Palacio de Gobierno y la sede del Congreso del estado.
Ya me imagino la risa de los maestros vándalos ante las palabras del gobernador de que les iba a aplicar la ley. Ya me imagino cómo se ríen de sus amenazas. Ya me imagino lo que dicen cuando deciden bloquear un edificio, tapar una calle o tomar la autopista del Sol. “No importa lo que hagamos, al fin que el gobernador nunca va a cumplir la ley. Nos tiene miedo”.
Y si es sí, para qué entonces tanta amenaza? Para qué entonces tanta saliva? Y para qué entonces tanto brinco? Y para qué entonces tenemos autoridades?
No es que quiera que te conviertas en represor, mi estimado Jefazo, sino solamente que apliques la ley, que gobiernes, porque si lo hicieras, deveras que no existirían tantos problemas que, te digo, no se resuelven entregando planchas o licuadoras, ni mucho menos poniéndonos a bailar zumba.
Y es que, como te digo, ojalá caminaras por el centro de Chilpancingo. Verías, conocerías, el coraje y la frustración de la gente por los abusos que se cometen en su contra por cuanto grupo de maestros cetegistas y ayotzinapos existen. Ojalá sufrieras lo que uno tiene que sufrir para llegar a un punto determinado cuando toman una calle; ojalá rayaran tu propio carro o pintarrajearan tu casa disque porque están luchando. Ojalá y no te pase lo que le ocurrió al senador Sofío Ramírez, quien además de ser objeto de insultos y amenazas, fue humillado y vejado hasta con raparlo nada más porque tú, sí, tú, mi Jefazo, no te has puesto las pilas desde hace dos años.
¿Sabes, Jefazo, el coraje e impotencia que tiene el ciudadano común, cuando es insultado por los maestros, los mismos con los que vas a sentarte a “negociar” las órdenes de aprehensión en su contra y a quienes vas a prometerles que les vas a pagar su quincena completa? ¿Sabes cómo se sienten esas personas cuyo familiar murió por no poder llegar a Acapulco, por culpa del maldito bloqueo de los maestros?
¿Sabes pues lo que siente la ciudadanía cuando uno se entera que a los maestros se les premia después de cometer sus tropelías? No, no lo sabes.
Julio651220@hotmail.com
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