3er Fragmento del libro Rescatemos Guerrero Unidos 2
¿Ganó Zeferino o el PRD?
El primer gran desencanto de las corrientes y tribus perredistas fue cuando de los dieciocho principales cargos del Gabinete, Zeferino Torreblanca solamente invitó a dos perredistas a ocuparlos, los demás los repartió a priístas calificados y a personas de su muy personal aprecio, algunos alcanzaron posición por pago de facturas políticas, la más inexplicable en principio fue la de conservar en la SEFOTUR al restaurantero tricolor Ernesto Rodríguez Escalona, al que Astudillo no se cansó de señalar como traidor al partido…
Pueblo chico infierno grande, no faltaron rumores de que en un lujoso yate habían invitado a pasear al candidato Zeferino para patentizarle el apoyo de dos o tres importantes priístas de primera línea, que dejaron de apostarle a Héctor Astudillo Flores y al tricolor.
Semanas después el perdedor vociferaba la lista de nombres de traidores al PRI… entre ellos los de Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros
En el PRD había un profundo malestar y negros presentimientos, muchos amarillos no entendían por qué Armando Chavarría Barrera, el eterno aspirante a Rector de la UAG y ex senador que hasta la madre se mentó con Zeferino Torreblanca en un programa radiofónico de Jorge Zamora Téllez durante el proceso de elección interna en el 2004, aceptaba trabajar bajo las órdenes de su acérrimo rival como Secretario General de Gobierno.
Por su entusiasmo, no se dio cuenta el ex líder universitario que de lo que se trataba era de ponerlo a batallar controlando a los perredistas en calidad de cuña del mismo palo, así las mentadas de madre se las llevaría Chavarría mientras Zeferino Torreblanca, como Poncio Pilatos, se lavaría las manos con el magisterio y los normalistas de Ayotzinapa entre otros muchos inconformes.
Chavarría creyó que tenía que sacrificarse unos años hasta convertirse en Diputado líder del Congreso, para de ahí saltar a la candidatura perredista anticipada en el 2009 con la venia del Polo Guerrerense de Izquierda, la corriente más grande y poderosa del PRD guerrerense.
Se le olvidó en agosto del 2009 que donde manda Capitán no gobierna marinero y dicen que además se le atravesaron líos de harem. Por lo que sea, pero “lo murieron” de diez balazos, días antes de aquel en que tenía planeado iniciar en el festejo de cumpleaños su precampaña con permiso o sin permiso del gobernador Torreblanca Galindo.
La sociedad guerrerense como que ya no se conmovió demasiado por su artera ejecución, acostumbrados desde el 2005 a las constantes desapariciones, levantones y asesinatos de gente importante o involucrada en asuntos turbios que la Procuraduría de Justicia acostumbró archivar sin resolver y ni siquiera investigar…por eso quien quiera que llegue al gobierno en el 2011, deberá comenzar instaurando una Comisión de la Verdad…
La muerte de Armando Chavarría Barrera como quiera puso a temblar al entonces maltrecho PRD sobreviviente del cochinero entinacado interno de mediados del 2008, cuando en Acapulco quisieron por la fuerza imponer para la alcaldía acapulqueña a la entusiasta dama empresaria Gloria María Sierra López.
Otro estimado amigo personal del gobernador Torreblanca, Carlos Alvarez Reyes, como quiera había sido puesto como diputado local aunque no alcanzó el liderazgo del Congreso, porque se le atravesó el incómodo Armando Chavarría.
La maldición del PRD ha sido la discordia entre corrientes, enemigas acérrimas unas de otras en sus disputas encarnizadas por el poder y las curules de elección popular.
Por ello fue que tal vez Zeferino Torreblanca discurrió crear otra nueva corriente diferente que aglutinara a “todos” los perredistas, por lo menos a los que tienen chambitas regulares o modestas en la administración pública; para dirigirlas puso a su ex secretario particular Julio Ortega Meza, tan eficiente y eficaz como lo que se le unta al queso…
Para ser muy claros, el triunfo del PRI en octubre del 2005 le cayó mal al PRD y tienen que levantarse de la lona, yendo de menos a más. El que le dio la puntilla fue el inquieto ídolo populachero Félix Salgado Macedonio, que recién llegado al poder se le ocurrió darle de palos al avispero del narcomenudismo en Acapulco y de ahí pa´l real se desató el matadero impune, pero en todo México.
Si a alguien le debe mucho el PRI para haber podido recuperar Acapulco en las elecciones de octubre del 2008 es precisamente al legendario Félix Salgado Macedonio, que sí es indiscutiblemente genuino perredista, no externo de conveniencia como Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, con el que no cuajó ninguna alianza.
Ya para octubre del 2008, los perredistas estaban arrepentidos de haber apoyado a Torreblanca para hacerlo gobernador; su desencanto lo manifestaron en las urnas perdiéndose varios municipios importantes como Iguala y Zihuatanejo y lo crucial y más estratégico: dejar al PRI recuperar Acapulco, la manzanita de la discordia por ser el municipio más codiciado de todo Guerrero.
En el 2005 el PRD hizo ganar a Zeferino Torreblanca Galindo, que como la canción de Paquita la del barrio, esa de tres veces te engañé, quizá espera conseguir una Senaduría plurinominal del PRD para cuando deje de ser Gobernador, o la pudiera negociar con el Verde Ecologista y hasta en el mismísimo PRI de su “entrañable” aliado Manuel Añorve Baños y sus padrinos Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones.
¿Podrá Torreblanca andar solito por las calles y ser saludado con respeto después de abril del 2011, al estilo del Economista y Profesor Don Alejandro Cervantes Delgado?
Aquel gran caballero de la aromática pipa, paseaba por la Costera Alemán y dondequiera le hacían plática con mucho gusto los habitantes, que lo seguían viendo como el guía moral de la entidad; hasta le pedían consejos y lo convidaban a sus mesas. Nunca le faltó un abrazo y el cariño popular.
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