CIUDAD
DE MÉXICO (www.libertadguerrero.net).-Un inicio imparable del Barcelona, con
tres goles en 25 minutos, dos de Pedro Rodríguez y uno del argentino Leo Messi,
decidieron con rapidez el título de la Copa del Rey entre el equipo azulgrana y
el Athletic, sin opción durante todo el duelo y sin consuelo con su segunda
final perdida en apenas quince días.
Fue
el vigésimo sexto trofeo de esta competición del equipo catalán, el más
laureado del torneo, y el inmejorable cierre de la etapa de Pep Guardiola en el
banquillo del Barça. Ha sumado catorce títulos en cuatro años, el último en una
final que siempre le perteneció a su equipo, superior desde el primer minuto en
el Vicente Calderón.
Ni en
sus mejores pensamientos imaginó un encuentro tan plácido el Barcelona, que
apretó el acelerador ofensivo desde el primer segundo. En tres minutos, tres
ocasiones. Y una, transformada en gol. Primero, a los 25 segundos, el argentino
Leo Messi disparó fuera, luego el chileno Alexis no encontró la portería en una
acción colectiva y, finalmente, Pedro Rodríguez hizo el 0-1.
El
tanto, fruto de un saque de esquina de Xavi Hernández, un cabezazo desviado de
Piqué y un desafortunado despeje en el área, aclaró de inmediato el partido
para el conjunto azulgrana, mejor con el balón que el Athletic, nervioso, con
más ímpetu y ganas que control y condenado, como en la final europea de
Bucarest, a luchar contra el reloj, contra el marcador y contra un rival en
ventaja.
Fue
una misión imposible para el conjunto bilbaíno. Sin Ander Iturraspe ni Ander
Herrera, fuera del once por la gripe de la pasada semana, y desubicado y
desbordado sobre el césped del Calderón, concedió demasiadas facilidades,
espacios y situaciones a un Barcelona al que le sobra calidad, velocidad y
contundencia arriba.
A los
25 minutos ya no había partido. Ya mandaba el equipo azulgrana con una
autoridad absoluta. Messi, a pase entre líneas de Iniesta, convirtió el 0-2 (m.
20) y Pedro, con una comodidad impropia de una final de Copa del Rey para
controlar y lanzar raso al borde del área, firmó el 0-3 ante la incredulidad
del equipo rojiblanco, que, por ese momento, aún no había tirado a portería.
El
Athletic apeló entonces a su orgullo. Ya no tenía nada que perder, tampoco la
carga de responsabilidad y presión que genera los primeros minutos de cualquier
final. Recompuso sus líneas, su moral ante un golpe de tal magnitud, tuvo su
primera ocasión y reclamó penalti y expulsión en un agarrón de Piqué sobre
Fernando Llorente.
No
señaló nada el árbitro, David Fernández Borbalán, protestado por los
futbolistas rojiblancos, cuando el choque aún no había llegado a la media hora
y había perdido tensión e intensidad por el apabullante resultado. Pudo
aumentarlo Messi, pero se adornó en exceso, y reducirlo Iker Muniaín, pero
Pinto despejó a córner.
Salió
el Athletic del vestuario con la idea de complicar el trámite del segundo
tiempo al Barcelona, con cambios en el once, las inclusiones en la alineación
de Íñigo Pérez y Ander Herrera por Markel Susaeta y Óscar de Marcos, y con una
ocasión de Ibai Gómez, que eligió mal ante Pinto. Elevó la pelota en el uno
contra uno.
No le
sirvió al conjunto bilbaíno, con intensidad, con presión y con intención.
También con alguna oportunidad más, como un cabezazo de Aurtenetxe, ante un
oponente que rebajó el ritmo, que disfrutó con una genial jugada de Messi, que
agarró el balón en medio campo, sorteó a cuatro rivales y 'chocó' con los
reflejos de Iraizoz, y que ya esperaba el ascenso al palco para recoger la Copa
del Rey.
Porque
el encuentro ya estaba sentenciado mucho tiempo antes, desde el minuto 25,
cuando el arrollador comienzo de partido del Barcelona, la inesperada
fragilidad defensiva del Athletic y las apariciones de Pedro y Messi, los dos
goleadores de la noche, convirtieron la final en un paseo del Barça hacia el
título.
Fuente:
Notimex
Mayo/25/2012
www.libertadguerrero.net
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