DISCREPAN
CANDIDATOS SOBRE PETRÓLEO
El Debate Presidencial superó
Expectativas
Por Rodrigo Huerta Pegueros*
El primer debate de los cuatro
candidatos a la presidencia de la República fue superior a lo que se esperaba.
Esto es, que no aburrió a nadie y sí en cambio provocó que se abriera una serie
de programas pos debate, dónde los analistas políticos de las televisoras y la
radio nacional que difundieron el evento, hicieran un ejercicio a bote pronto
donde pusieron en la mesa de discusión el desempeño de los participantes, la
forma como se presionaron y fueron presionados.
Las encuestas de opinión sobre
este primer debate presidencial que se dieron a conocer dieron resultados
positivos y el rating de audiencia
superó a los debates anteriores que se han efectuado en México a partir del año
de 1994.
Las preguntas sobre quién ganó
y quien perdió, parecen mas bien hechas para que los que tengan mayor
posibilidad de acceso a los medios masivos de comunicación se sirvan con la
cuchara grande y puedan afirmar que su candidato o su partido se llevaron las
palmas y que el candidato de enfrente fue el que perdió definitivamente. Estas
simplezas son hasta cierto punto inverosímil y lo que queda suspendido en el
aire es el raciocinio que hicieron cada uno de los que vieron o escucharon el
debate y que finalmente lo concretarán en el uso de su sufragio el día de la
votación el primero de julio próximo.
Pero con todo y ello, se pueden
rescatar algunas cuestiones que son interesante, entre otras la forma como el
puntero de las encuestas de opinión, Enrique
Peña Nieto del PRI, perdiera la compostura, se tornara titubeante y
fuera de sí al recibir una serie de señalamientos en su contra de parte de sus
contrincantes, particularmente, del candidato de las ‘izquierdas’, Andrés
Manuel López Obrador y de la candidata panista, Josefina Vázquez Mota.
Si los cuestionamientos de los
dos contrincantes de Peña Nieto se hubiesen presentado en otro país, por
ejemplo, en los Estados Unidos, Peña Nieto hubiese sido enterrado
definitivamente en sus aspiraciones presidenciales, pues los señalamientos de
corrupción, de su nula atención a cuestiones de feminicidios, procuración de
justicia e incremento de la pobreza durante su administración en el Estado de
México fueron contundentes y no tuvieron por parte del candidato priista aludido,
respuestas puntuales.
Recuerdo muy bien el debate que
se dio en el año 2000 entre los candidatos Cárdenas, Labastida y Fox. En ese
momento, Labastida tildó a Fox de mentiroso
por prometer algo que no iba a poder cumplir. Pero como eso de las mentiras en
México es praxis cotidiana, no le hizo mella alguna al panista y sí en cambio
tuvo repercusión la descalificación del guanajuatense contra el priista a quien
llamó ‘mariquita’.
Lo que debemos puntualizar es
que mientras los mexicanos no demos un peso específico a los valores morales y éticos en el desempeño de la
actividad política gubernamental, seguiremos teniendo candidatos mentirosos,
corruptos y convenencieros. No solo me
refiero a Peña Nieto sino también al ex jefe de gobierno del Distrito Federal
quien se negó a transparentar los recursos destinados a la construcción de los
segundos pisos.
Durante este primer debate
presidencial lo que quedó en claro es que la mayoría de los temas puestos a
discusión tuvieron coincidencias plenas, particularmente en lo que se refiere a
la guerra contra el crimen organizado, la permanencia del ejército en las
calles, la formación de una policía nacional, sean éstos similares a los
carabineros o gendarmería. El hecho es que cada uno de los candidatos aceptó tácitamente
la corrupción existente en las policías municipales y estatales, con lo cual se
le ofertó un espaldarazo a la política
del presidente en turno, Felipe Calderón Hinojosa.
También, sin ponerse de
acuerdo, coincidieron los candidatos presidenciales en la necesidad de realizar
reformas estructurales como son la fiscal, hacendaria, laboral y energética.
Quizá en esta última reforma
(energética) hubo discrepancias entre el concepto neoliberal de los
candidatos Peña y Vázquez y del ultra neoliberal Quadri contra el
nacionalismo de López Obrador, pero de ahí en fuera, no hubo mayor
discusión.
Y es que México es uno, su
realidad es incontrovertible y sus rezagos son inmensos y conocidos por todos.
Lo verdaderamente interesante es conocer los cómo hacer para ir disminuyéndolos y eso es lo que no
dijeron.
Nuevamente queda un hueco que
no lograron llenar los que aspiran a gobernarnos o quizá lo hagan el 10 de junio próximo cuando
se realice el segundo debate, desde el estado de Jalisco.
Josefina
Vázquez Mota no logró articular bien sus propuestas ni
contrastar como es debido lo hecho por el PRI cuando gobernó el país y lo que
ha realizado en 12 años el panismo. Dejó ir una gran oportunidad de señalar
sobre los diques para llevar adelante la reforma educativa con todo y la
evaluación magisterial y la calidad de la enseñanza, así como los porqués en
algunas regiones del país la pobreza se agranda y agrava y en otras regiones va
a la baja.
La contradicción de los
candidatos fue bastante obvia al señalar que México sigue siendo un país de
pobres, mientras que, cuando les conviene decirlo, promueven que somos un país
de clase media, comprando la idea a algunos académicos y politólogos que
inclusive han hecho su agosto con la venta de libros al respecto, manejando las
cifras a su real antojo.
El formato del debate fue un
tanto rígido, aunque sí dinámico. La falta de movimiento en las cámaras dejó
mucho que ver, particularmente las gráficas y fotografías presentados por los
candidatos.
El Instituto Federal Electoral (IFE)
deberá corregir los errores para hacer que el próximo debate sea mucho mejor
pues seguramente la audiencia se verá incrementada exponencialmente.
Andrés
Manuel López Obrador no dijo mucho más de lo que debió decir.
El iba preparado para hacer constar que el candidato Peña Nieto era producto de
los grupos de poder y de las televisoras principales de México y exhibió
números donde apoyaba su argumento. Se vio un candidato firme y convencido de
que si es presidente hará un papel mejor o similar al que realizó en el
Distrito Federal, poniendo la política social como punta lanza de su gestión. Estos
argumentos no fueron cuestionados y mucho menos desmentidos.
Para Gabriel Quadri, candidato del Partido Nueva Alianza, un ultra neoliberal redimido todo fue miel
sobre hojuelas. Hizo su tarea. Se dedicó a responder las preguntas y no desvió
la atención con los dimes y diretes de los demás participantes, a quienes
incluso llamó a la cordura y los exhibió como los ‘políticos a quienes solo les interesa lo suyo y no lo que está en
juego’. Por lo mismo, la audiencia
le dio un punto a favor y fue quien se alzó como la ‘estrella’ del evento, pero sin mayores posibilidades de triunfar
en las urnas.
Hablar de los temas que
abordaron durante el debate es hasta cierto punto chocante pues la mayoría de
los que están interesados en la política, seguramente lo vieron y sacaron sus
propias conclusiones. Lo que aquí estamos haciendo es nada mas poniendo en la
mesa de discusión nuestro punto de vista sin mayor afán que el seguir
debatiendo ideas de un México que requiere de nuevos liderazgos y nuevos
proyectos que lo pongan al frente de los países de la región y que sus
habitantes puedan superar los problemas que no son pocos y que bien pueden ser
atendidos si logramos imponernos como sociedad y hacer que los políticos actúen
en consecuencia.
Periodista/Analista
Político*
observar@gmail.com
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