De acuerdo con datos oficiales, fueron 6 mil 114
los que pidieron asilo político en 2011, pero a 4 mil 63 les fue negado
CIUDAD
DE MÉXICO (www.libertadguerrero.net).- Los cinco pasajeros —cuatro hombres y
una mujer— son de los últimos en abordar el vuelo 5254 de Aeroméxico antes del
cierre de la puerta y el inicio de operaciones para el despegue. Todos muestran
el mismo rostro descompuesto: marchan en silencio, en fila india, escoltados
por policías federales canadienses vestidos de negro.
Uno
tras otro son llevados por sus chaperones a sus asientos designados. Ya
sentados, sin posibilidad de escape, los guardias entregan a las azafatas un
bonche de pasaportes verde olivo, con la instrucción de solo devolverlos a sus
dueños hasta dentro de 3 mil 700 kilómetros, al aterrizar en la Ciudad de
México. Es lo último que verán de Canadá.
Para
un creciente número de mexicanos la aventura migratoria al norte está
terminando del brazo de un policía armado, con una orden de expulsión en la
mano y en las pistas de despegue de los aeropuertos Pierre-Elliott-Trudeau de
Montreal y Pearson de Toronto, convertidos actualmente en dos de los
principales puntos de deportación de la oleada mexicana de solicitantes de
refugio que en los últimos años vino a este país.
Datos
oficiales, obtenidos por el Consejo Canadiense de Refugiados (CCR), detallan
que seis mil 114 mexicanos pidieron asilo político en Canadá en 2011 y de esas,
4 mil 63 solicitudes fueron denegadas por las cortes migratorias, es decir, sus
peticionarios serán deportados. Otras 880 aplicaciones fueron retiradas y sólo
mil 43 tuvieron éxito en su intento por recibir el estatus de asilado, el
equivalente a 19.9 por ciento.
La
Secretaría de Relaciones Exteriores confirmó a Milenio que el gobierno
canadiense no suele informarle de deportaciones, pero detalló que ha tomado
conocimiento de varios casos. Apenas la semana pasada, cinco mexicanos a punto
de la expulsión se acercaron al consulado en Vancouver para pedir documentos de
nacionalidad y facilitar su regreso a México. Con escenas como las anteriores
repitiéndose todos los días, el siguiente capítulo de la telenovela migratoria
entre México y Canadá está arrancando. A casi tres años de que el gobierno del
primer ministro Stephen Harper impuso el visado con el argumento de que su
sistema de asilo político estaba por colapsar frente a un alud de peticiones
mexicanas, los juicios interpuestos por miles de connacionales para tratar de
permanecer en este país han comenzado a concluir de forma desfavorable para la
gran mayoría.
El
argumento de las cortes de inmigración es, por lo general, el mismo: los
mexicanos no pueden reclamar asilo porque el Estado mexicano puede darles
protección, a diferencia de lo que sucede en países como Colombia, Afganistán o
Irak, cuyas aplicaciones de refugio tienen mucho más éxito.
Correspondientemente y ya sin trabas legales enfrente, las autoridades
canadienses han acelerado la deportación de migrantes que han perdido sus
últimas apelaciones y que ya no tienen otra herramienta para permanecer en el
país, según denuncias de activistas mexicanos.
“Todos
los días están expulsando a mexicanos que van perdiendo sus juicios. Los están
regresando a enfrentar la violencia”, dijo Oscar Carrillo, dirigente del
movimiento Mexicanos Unidos por la Regularización, una agrupación de resistencia
jurídica en la que se han reunido 200 connacionales a punto de ser deportados.
“Los mexicanos somos la comunidad extranjera más salvajemente golpeada por las
deportaciones”, reiteró.
No
existen cifras oficiales sobre el número de deportados, pero este diario pudo
presenciar la semana pasada, en el aeropuerto de Montreal, la deportación de
cinco mexicanos, dos de los cuales eran trabajadores de un restaurante de
comida mexicana en Quebec. Habían arribado a Canadá en la cresta de la oleada
migratoria que llevó en los últimos 10 años a miles de ciudadanos —quizá 40
mil— a buscar suerte al norte del continente americano.
“En
Quebec, como 15 mil mexicanos vinieron a pedir refugio y sólo 1 o 2 por ciento
se están quedando”, confió un funcionario de la Cruz Roja Internacional, que
pidió el anonimato por no estar autorizado para emitir comentarios. “Está bien
claro: los vuelos a México están repletos de deportados”.
Fuente: Milenio
Marzo/14/2012
www.libertadguerrero.net
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