Protagonismos Dañinos
ACUERDO PRIVILEGIADO
Por Rodrigo Huerta Pegueros*
La política es una ciencia pero también es un arte que utiliza el hombre del poder para dar solución a los problemas que se le presentan en la cotidianidad del ejercicio público. Sin la política (a pesar de todo) las sociedades estuvieran inmersas en constantes conflictos que desembocarían en confrontaciones violentas. Esta praxis se ha podido comprobar al través de los tiempos y sobre todo en los últimos lustros que han sido prolijos en las desavenencias entre quienes desean imponer sus criterios a base de la fuerza, del poder que les otorga la representación política o al través de triquiñuelas o engaños.
Sin el ejercicio de la política los ciudadanos estaríamos mas propensos a utilizar armas letales para discernir que argumentos o propuestas para llegar a acuerdos. El diálogo es en principio uno de los valores mas importantes que deben predominar en el ejercicio de la política y la tolerancia es indispensable para pasar a la negociación que sería la culminación de todo entendimiento.
Hace unas semanas atrás el estado de Guerrero estrenó gobierno. Las esperanzas se renovaron, la mayoría que votó por un proyecto diferente de ejercicio en el poder está en espera de que los nuevos administradores le den resultados y puedan hacer su mejor esfuerzo para mejorar la situación que prevalece en la entidad. Las expectativas son altas. Los resultados deben ir en el mismo sentido.
Sin embargo, la realidad es terca y ahí está permanentemente exponiendo sus vicisitudes y su ropaje maltrecho. Los rezagos se añejan, las demandas se acumulan, las peticiones se suceden y en contraparte, los programas se posponen, las respuestas se diluyen y las decisiones políticas se dan a cuenta gotas. Solo los optimistas esperarían lo contrario.
Los tiempos en política son unos y los tiempos para la población marginada, olvidada, en pobreza extrema son otros. Los nuevos inquilinos del gobierno estatal no acaban de asumirse como tales y ya devienen en fisuras, no graves, pero al fin y al cabo, desavenencias. Esto no contribuye para nada al proyecto estatal de hacer mucho en poco tiempo.
Hace unos días escuché unos comentarios que en una estación de radio de Chilpancingo hizo un ex funcionario público sobre la forma como actuaban ya algunos miembros del gabinete estatal y señalaba que en lugar de llegar a trabajar y revisar las tareas que tienen pendientes frente a sus secretarías, se abalanzaron a revisar las nóminas y los espacios a ocupar para colocar a colaboradores, seguidores y simpatizantes. Cuando esta actitud fue reconvenida, la actuación de los titulares no fue de modo alguno reflexivo o dialogante sino todo lo contrario. No pensaron que son parte de un todo y que sus actuaciones trascenderían e impactarían en la opinión pública, tal y como sucedió.
Es entendible que en un cuerpo como la administración pública estatal no haya desacuerdos o falta de comunicación, pero de eso a hacerlo público y sacar al menor movimiento ‘’los fierros’’, acusar y amenazar, no es lo mas aconsejable y mucho menos para quienes se promovieron como la alternativa democrática en el poder.
¿Fue un exceso? ¿Estuvo planeado? ¿Midieron fuerzas? ¿Son sus dependencias extraterritorialidad? ¿Cómo se puede leer la reacción que tuvieron?
Muchas y variadas preguntas saltan a la vista luego de este pasajero desencuentro. Lo que si es real y está ahí, es el mal ejemplo que ofrecieron y que podrían repetir algunos más. Los protagonismos deben ser cuidadosamente aprobados y estos deben regularse dentro de una política interna ampliamente consensuada a fin de que no se descuadre la visión que se quiera proyectar al exterior y que sea aceptada por la ciudadanía.
La administración pública estatal tiene sus procedimientos, sus reglas y leyes que deberán cumplirse, guste o no a quien participe en ella. Los controles y la supervisión de tareas específicas y sobre todo del gasto público, son indispensables para que se avance con mayor rapidez y sin contratiempos y particularmente en un espacio donde la transparencia tenga un lugar privilegiado. La auditoría social debe acompañar las actividades de cada miembro del gabinete estatal y cada uno de los titulares de las diferentes secretarías deben alinear su actuación a la propuesta de quien es cabeza de gobierno como es el gobernador.
No está por demás recordar que la ética política demanda de funcionarios públicos probos y prácticos. Que la eficiencia y la eficacia sean el sello de la casa y que la respuesta a las demandas sean efectivas o estén dentro de un programa diseñado bajo reglas de tiempos e inversión a fin de no engañar con falsas promesas a quien en su momento fue un electorado generoso que los llevó a ocupar el poder público.
Lo ocurrido hace unos días con dos secretarios de la administración pública estatal debe quedar como un ejercicio nada democrático y desfavorable para el nuevo gobierno que ha delineado desde el principio la ruta a seguir.
Ahora, será preciso que quede claramente reglamentada la actuación de los funcionarios públicos para que no incurran en protagonismos que solo caben dentro de quienes se colocan al lado contrario de quienes tienen la responsabilidad de gobernar y dar resultados a un pueblo que está deseoso de procurarse un cambio social, económico y político largamente pospuesto. Ninguna dependencia, por mas importante que sea, puede verse como una isla. Es al fin y al cabo, parte de un todo que es dirigida y conducida por una política que diseña y aplica el gobernador. Por lo tanto, sujetarse a estas reglas escritas y no escritas, es fundamental para el buen desarrollo del gobierno.
Tenemos forzosamente que destacar de estos desacuerdos que quien funge como cabeza de la administración pública estatal tuvo a bien hacer uso de la política y privilegiar el acuerdo sobre lo que se creía iba a culminar en ruptura. Nuevamente el gobernador Ángel Aguirre ha demostrado su experiencia y su praxis, pero también ha dejado establecido su temperamento en cuanto a rechazar toda clase de presión o chantaje que se quisiera aplicar desde ahora por quienes tienen en su agenda una promoción política a futuro.
Hoy es tiempo de trabajar. Es tiempo de aplicar la energía en cosas positivas para llevar bienestar a la población y continuar desarrollando las regiones que necesitan de atención política e inversión económica. No se pueden dar el lujo de desperdiciar el tiempo en ‘’guerritas’’ que solo denotan el infantilismo político que los arropa.
Periodista y Analista Político*
observar@gmail.com
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